“Católicos y protestantes tenemos un pacto por la vida basado en la salvación de Jesucristo”

El secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, Christopher Ferguson, y el rector de la Universidad Reformada de Colombia, Helis Barraza Díaz, sostienen que Laudato si’ tiene “una explicación dogmática teológica igual a lo que venimos diciendo los protestantes”.

“El G20 es un grupo ilegítimo de poderosos que se autonombraron para dirigir el mundo sin consultar con el G193”. Así de claro es Christopher Ferguson, un pastor protestante canadiense que hoy se desempeña como secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR). Hace unas semanas, con motivo de la realización de la segunda jornada de Diálogo de Alto Nivel sobre Ética y Economía –encuentro cuyo contenido será presentado con propuestas concretas al congreso del G20 que se realizará en Argentina en 2018–, estuvo en Buenos Aires y conversó con Vida Nueva junto con Helis Barraza Díaz, rector de la Universidad Reformada de Colombia y también miembro del CMIR.

Para este pastor, “hay que hacer un testimonio para el G20, pero influirlo es otra cosa”. Y aclara: “no podemos legitimizar el mecanismo del G20 que quiere salvar el sistema para sus propios intereses, imponiendo soluciones sobre los demás sin ninguna participación popular”. Reafirma: “Creo que hay que hacer visible los poderes que representan al G20, y no ir por paliativos. Solo de esta manera podemos intentar mejorar la situación, pero bajo criterios evangélicos, no de legitimación. Nuestra lucha debe ser para decir que, para superar la crisis ecológica hay que cambar el sistema económico que está matando al pueblo y al planeta”.

Por su parte, Barraza Díaz manifiesta emociones encontradas: “hay esperanzas contra toda esperanza… Hay sentimientos de optimismo, como ver que se están haciendo esfuerzos por tratar de humanizar el sistema. Uno quisiera que estos cambios fueran más radicales, pero algo es algo”.

Christopher Ferguson

En la conversación, comienzan a salir distintos temas que dan la pauta que en la división de los cristianos hay muchas más ideas que unen que las que verdaderamente alejan. “Nosotros creemos en la resurrección, en la nueva vida, creemos en un Dios que está haciendo nuevas las cosas, creemos profundamente que su amor es mucho más poderoso que el nuestro”, dice Ferguson, que en seguida aclara: “Pero no tengo la ilusión de que los que estén en el poder lo vayan a dejar fácilmente”.

“He escuchado mucho sobre optimismo –prosigue el secretario general de la CMIR –, y creo que es una actitud personal. Pero tenemos un Dios que ayuda en la historia; Jesucristo ha desafiado al imperio, dio la vida, y con la resurrección nos quiere decir que hay un poder que puede cambiar la historia. Analicemos esto con hechos más concretos: en Colombia, durante este proceso de paz, se escuchan testimonios que son signos de la vida. ¿Esos testimonios pueden cambiar este sistema? Yo creo que sí, pero no va a ser fácil porque los signos fuertes de esperanza vienen desde abajo”. Y remata con una cita bíblica: “Desde Lucas 4, del 16 en adelante, cuando Jesús habló de su misión, no solamente habla del qué, que es la liberación y la vida nueva, sino del quién, que es con los pobres, con las víctimas, con los desamparados. Por eso, los agentes de este cambio no es el G20 sino los pobres de la tierra”.

El colombiano Barraza Díaz opina que los seres humanos solemos pensar que las cosas siempre han sido como están: “Creemos que no solamente siempre han sido, sino que es en nombre de Dios. Llegamos incluso del extremo de la pobreza y la esclavitud, a adorar a los ricos, como si fueran los representantes de Dios en la tierra”. Sin embargo, este catedrático argumenta que si revisamos la historia observamos que las cosas no existen ni existieron eternamente, como así tampoco el orden establecido. “Hubo momentos en la historia donde ha habido rupturas y ha nacido un nuevo sistema que busca de alguna manera crear mejores condiciones de vida en la tierra”, afirma.

“La pregunta –plantea Ferguson– es si estos cambios se han transformado en un instrumento de vida y no de muerte”.

De 3 a 7, y de 7 a 20

Helis Barraza Díaz

Frente a los desafíos que nos plantea el mundo globalizado en el que vivimos, la política, la economía y la religión están siempre presentes, cada uno desde su lugar haciendo su aporte humanizador para la humanidad –que el término “aporte” no se considere en este caso como algo constructivo y favorable solo para el desarrollo económico–. Con las ideas bien bajadas a la tierra, Barraza Díaz sostiene marca un interesante elemento de los temas que se hablaron en la jornada: “Se muestra que el G20 primero fue el G3, luego el G7. Nació como el intento de dos o tres personas que comenzaron a pensar que tienen el poder para intentar transformar o cambiar”. Paradójicamente, el rector de la Universidad Reformada de Colombia aporta: “En las comunidades de fe a veces decimos que no tenemos poder, pero sí lo tenemos. Esto es algo para tener en cuenta. La caída del muro de Berlín y el derrumbamiento de la Unión Soviética no es un asunto donde la religión no operó. Es decir, cuando tomamos conciencia y nos volvemos ‘no-cómplices’ del sistema, como iglesia y como gobierno alternativo, podemos hacer cosas que verdaderamente son testimonio del gobierno de Dios. Pero cuando nos aliamos del sistema, como iglesia, lo que estamos haciendo es negar el recorrido que hacemos juntos”.

“Lo primero que hice cuando fui elegido secretario general de la CMIR fue encontrarme con Francisco. Cuando hemos presentado La Confesión de Accra. Es claro que el mundo está amenazado con la muerte del planeta y las personas, y estamos unidos católicos y protestantes por la promesa de Dios: que la vida prospere. Por eso, en la cotidianidad eso está tanto en las grandes como en las pequeñas cosas. Por ejemplo, estamos hablando de cómo vamos a incidir juntos en los conflictos de la península de Corea, estamos pensando en hacer juntos una visita pastoral por todo el sur de Sudán, estamos hablando del proceso de paz en Colombia”, detalla Ferguson. Y acota: “En lo pequeño está la cuestión doctrinal, que es interesante. Pero en este momento de los 500 años de la reforma de Lutero, es importante decir que acabamos de asociarnos todos con el documento denominado La declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación. Tenemos un pacto por la vida basado en la salvación de Jesucristo: católicos y protestantes tenemos que saber que en la gran economía de Dios es importante que podamos unirnos como Iglesia, pero más importante es que estemos reunidos en el testimonio para la vida”.

También, destaca otros ejemplos que distintos grupos de cristianos están haciendo juntos: “estamos acompañando la gestión de la emigración forzada”. En seguida agrega: “Todas las iglesias enfrentan una situación en donde no saben cómo liberarse de la dominación del sistema actual”.

Iglesia construida desde abajo

“En América Latina hay gran tema –apunta Ferguson–, se firma un documento que dice que está todo bien entre católicos y protestantes, pero luego en lo cotidiano no hay libertad de culto. También en Roma la comunidad católica está en un momento donde siente que lleva adelante el liderazgo moral, ya sea barrial, institucional o global. Lo interesante es que en Laudato si’ hay una explicación dogmática teológica que es igual a lo que venimos diciendo los protestantes hace años antes”.

En el II Diálogo sobre Ética y Economía, el padre Zampini habló sobre el papa Francisco y el cuidado de la vida y del medioambiente

Barraza Díaz se atreve a decir: “Dios hace las cosas y su Espíritu actúa como él quiere… nosotros como instrumentos a veces no logramos comprender el asunto. Por ejemplo, creo que hay una coincidencia entre la encíclica de Francisco y La Confesión de Accra: nuestra confesión surge desde abajo, desde el grito de África, no fue que el comité ejecutivo de la alianza intervino, sino que ese clamor del pueblo africano llegó y fue escuchado. Por su lado, la Iglesia católica rompe con la historia y elije un Papa de Latinoamérica. Y este Papa hace una encíclica que se distancia de muchas otras, porque atiende a problemas actuales, que son las que, de alguna manera, está sacando a flote La Confesión de Accra”. Y plantea un reto: “¿Cómo logramos nosotros en la comunidad reformada, romper las barreras que impiden que Accra se transforme de un testimonio de la Iglesia local a un compromiso de los cuerpos de gobierno? Lo mismo para la Iglesia Católica: ¿Cómo se logra que Laudato si’ llegue y se vuelva carne en la vida de las comunidades eclesiales? ¡Tenemos que poder cruzarnos en los barrios presbiterianos, luteranos, reformados, católicos, porque todos estamos en la búsqueda de un mundo mejor!”.

“Toda persona bautizada puede tener liderazgo. Lo importante es seguir enfatizando este lenguaje teológico de Francisco que nosotros lo entendemos como un ‘cambio de época’, es decir un Kairós, un momento oportuno para una transformación fundamental: Dios vive creando”, sintetiza con maestría Barraza Díaz.

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