Los 115 cardenales han jurado sobre el Evangelio antes de encerrarse en la Capilla Sixtina
MARÍA GÓMEZ | La primera fumata del cónclave 2013 ha sido negra. En realidad, era el resultado que prácticamente todo el mundo esperaba, pero eso no le ha restado emoción a una tarde que empezaba a las 16:30 h., con la procesión de los cardenales hacia la Capilla Sixtina, y terminaba hacia las 19:40 h. con una fumata indudablemente negra saliendo por la chimenea, en una noche lluviosa y muy oscura en Roma. Un grito en la Plaza de San Pedro acompañó la primera salida del humo, y los cientos de personas allí congregadas empezaron a irse.
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Hacia las 16:30 h. del martes 12 de marzo, los 115 cardenales electores han salido de la Capilla Paolina, contigua a la Sixtina, donde el cardenal Giovanni Battista Re, decano de la asamblea, ha pronunciado una breve oración: “El Señor, que guía nuestros corazones en el amor y la paciencia de Cristo, esté con todos vosotros”.
Re les ha invitado a entrar “en cónclave para elegir al Romano Pontífice. Toda la Iglesia, unida a nosotros en oración, invoca constantemente la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido de entre nosotros un digno Pastor de toda la grey de Cristo”.
Juramento de los electores
A continuación, los purpurados han salido en procesión hacia la Capilla Sixtina, entonando las Letanías de los Santos, precedidos por la Cruz. Uno a uno, han entrado inclinándose ante el altar y ocupando el sitial con sus respectivos nombres. Todos juntos, han cantado el Veni Creator y han pronunciado un juramento en latín en el que se comprometían a guardar secreto, a no interferir en las votaciones y a que, “quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el munus petrinum de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede”.
Luego, cada elector ha jurado de manera individual, también en latín y con la mano en el Evangelio, colocado en un atril en el centro de la estancia, con esta fórmula: “Y yo, cardenal [el nombre propio] prometo, me obligo y juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”, que han repetido uno por uno los 115.
‘Extra omnes!’ y bajo llave
A las 17:35 h., el maestro de Ceremonias Litúrgicas, monseñor Guido Marini, ha pronunciado el solemne y esperado Extra omnes!, indicando a todas las personas ajenas al cónclave que debían abandonar la Capilla, y ha cerrado las puertas. Solo se han quedado el propio Marini y el cardenal maltés Prosper Grech, encargado de pronunciar a los electores una meditación sobre el grave deber que tienen ante sí de elegir al próximo papa.
Entonces sí, Marini y Grech han dejados solos a los cardenales, bajo una puerta cerrada con llave y custodiada por la Guardia Suiza. Dentro, el cardenal Re ha propuesto que se podía proceder a la primera votación si así lo deseaban los presentes.
Y así ha sido. Tras unas dos horas de incertidumbre y espera, hacia las 19:40 h. de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina ha empezado a salir el humo negro.
Próxima fumata
Para que la elección sea positiva, el elegido tiene que obtener al menos dos tercios de los votos. Tras retirarse a la Casa Santa Marta para descansar, los cardenales vuelven mañana miércoles a la Capilla Sixtina. A las 8:15 h., los electores celebrarán misa en la Capilla Paolina, y a las 9:30 h. entrarán en la Sixtina, donde, tras rezar la Hora media, procederán a una nueva votación.
Por la mañana habrá dos votaciones. Si ambas son negativas, habrá una única fumata hacia las 12:00 h. Por la tarde habrá dos nuevas votaciones.
Si en el primer escrutinio de la mañana se obtuviera el consenso, habrá que estar pendiente desde las 10:00 h., por si el humo es blanco y suenan las campanas…