El cónclave: ¿cuánto tiempo es necesario para elegir a un papa?

A lo largo de la historia, han durado desde unas horas hasta varios años

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MIGUEL ÁNGEL MORENO | Mientras el mundo espera a que comience el primer cónclave de la historia de la Iglesia con el Papa anterior en vida, las quinielas no solo se centran en quién será el sucesor de Benedicto XVI, sino también en adivinar si se extenderá mucho o poco el período de votaciones para elegir al nuevo Santo Padre. Aunque los ejemplos más recientes nunca han superado la semana, también hay referentes históricos de cónclaves interminables.

Los cónclaves más largos

Fue el papa Gregorio X, en el Concilio Ecuménico de Lyon del 7 de julio de 1274, el que puso las bases del sistema actual que se utiliza para elegir al sucesor de San Pedro. Con el documento Ubi Periculum se estableció la elección bajo llave (“con clave”) y la restricción de comida para los cardenales si se demoraban en exceso. El propio Gregorio X había sido elegido tras dos años y medio de deliberaciones en el palacio papal de Viterbo, al norte de Roma.
Aunque la nueva normativa daba incentivos para que los cardenales no demoraran en exceso la elección, todavía hubo algunos otros cónclaves interminables después del de Gregorio X.

El más destacado es el que erigió en la sede petrina a uno de los papas que más se ha invocado en las últimas semanas: el dimisionario Celestino V. Pietro de Murrone, el único antecedente de papa que renunció por voluntad propia hasta Benedicto XVI (las otras dos renuncias papales, las de Benedicto IX y Gregorio XII, fueron forzadas), era un monje benedictino ermitaño de 85 años con fama de santo, que fue elevado al papado con el nombre de Celestino V tras un cónclave de dos años y tres meses (entre 1292 y 1294, más de 800 días).

Un récord motivado por las disputas de las familias Orsini y Colonna, y permitido por la suspensión de la “Ubi Periculum”, que el propio Celestino V puso en ejercicio antes de renunciar, además de agregarle normas sobre la forma de elección.

El segundo ejemplo en esta peculiar lista de cónclaves prolongados es justo el predecesor de Celestino V. La elección de Nicolás IV en 1288, el primer papa franciscano, requirió de un año debido a un cónclave asolado por la malaria.

Un poco menos de tiempo (once meses) fue necesario para la elección de Clemente V en 1305, el primer papa que llevó su residencia a la ciudad francesa de Aviñón, cuya designación fue el fruto de una dura disputa entre purpurados franceses e italianos.

Tiempos modernos, cónclaves breves

Pese a estos ejemplos tan extremos, en los cónclaves de los últimos siglos no encontramos ningún papa elegido en más de una semana hasta la elección de Gregorio XVI en 1831, que duró casi dos meses (54 días). A partir de entonces, todos los sucesores de Pedro han sido elegidos en menos de siete días.

El más breve fue Pío XII. Eugenio Pacelli era el camarlengo tras la muerte de Pío XI y resultó elegido en 1939 en tan solo tres votaciones, ya que era el máximo favorito. Vivió uno de los momentos más oscuros de la Humanidad, con el nazismo y la Segunda Guerra Mundial en el comienzo de su papado.

Entre los últimos precedentes, tres días necesitaron Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Angelo Giusseppe Roncalli (Juan XXIII), el “Papa bueno”, elegido en 1958 supuestamente como un “papa de transición”, resultó designado en el undécimo escrutinio, y tuvo un intenso pontificado que cristalizó en la convocatoria del Concilio Vaticano II.

Tan solo cuatro escrutinios fueron necesarios para proclamar a Albino Luciani como papa Juan Pablo I, en 1978. Poco después, Juan Pablo II, primer papa no italiano en cinco siglos, requirió de ocho votaciones para ser designado y permanecer en la sede petrina durante uno de los períodos más largos de la Historia para un pontífice: 27 años.

También cuatro votaciones permitieron a Joseph Ratzinger ser presentado al mundo desde el balcón de San Pedro en 2005 como Benedicto XVI.

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