Los recortes no acabarán con la crisis

La Iglesia cree que la solución debe ir más allá de medidas técnicas

dos jóvenes buscan trabajo en una oficina de empleo

El desempleo se agrava; hay ya 5,3 millones de parados

FRAN OTERO | Era de esperar. No le tembló el pulso al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Nada más tomar posesión, empezó a tomar medidas –subida de impuestos incluida– que el propio presidente considera “duras y dolorosas”, y que no tenían cabida en su programa electoral, pero “imprescindibles para detener la espiral en la que podíamos caer”.

Rajoy apareció públicamente, por primera vez después de su investidura, en una entrevista con la Agencia Efe. La situación, según se deduce de sus palabras, está lejos de mejorar; va a empeorar. Lo más preocupante es la cifra del paro: 5,3 millones de personas.

Mientras, la Iglesia posa su mirada sobre las víctimas de la crisis: familias, jóvenes, inmigrantes…, aunque valoran que la austeridad y el ahorro son un valores importantes, creen que la recuperación no puede pasar exclusivamente por medidas técnicas que, en muchos casos, han sido causantes de la crisis.

Fernando Díaz Abajo, secretario del Departamento de Pastoral Obrera de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), cree que con las nuevas medidas no se va a solucionar el principal problema de nuestro país, el empleo; es más, dice que “va a ser más precario”.

“No se está poniendo en el centro de las decisiones a la persona humana, se someten a los dictados de los poderes financieros”, añade.

Por otra parte, Díaz Abajo opina que, además del trabajo hacia afuera, la Iglesia tiene una importante tarea hacia adentro. “Hoy se cuestiona la existencia de la Pastoral Obrera como específica, y yo creo que es más necesaria que nunca para dejar de regirnos por los dictados económicos actuales y así apostar por la humanidad y la solidaridad”, añade.

“Las medidas favorecen a los que más tienen”

Desde la Juventud Obrera Cristiana (JOC), su presidente, Saúl Pérez, coincide con Díaz Abajo en el sometimiento de la economía y de los ajustes a los dictados de los mercados financieros, bancos y multinacionales; con unas medidas que, además, “no favorecen a los más necesitados, sino a los que más tienen”. “La economía debe ser más real, donde prime lo productivo sobre lo financiero”, añade.

Ante esta situación, la Iglesia, continúa , “debe prestar una especial atención a las situaciones de pobreza y de exclusión” y tabajar por un economía “más social, más justa y más ética”.

Saúl Pérez pide a la jerarquía, con más posibilidades de hacerse oír ante la opinión pública, que ponga foco a esta crisis, pues se dan situaciones que atañen a la dignidad humana”. “Debería poner más acento en esta realidad social y menos en otras cosas, o, al menos, equilibrar su voz”, concluye.

En el nº 2.784 de Vida Nueva. Artículo completo para suscriptores

 

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