Tribuna

¿Dónde está el magisterio episcopal?

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Da lo mismo que lo planteemos a nivel de diócesis que a nivel de Conferencia Episcopal Española. A nivel de diócesis son muy pocos los obispos que se ‘mojan’ en algunos temas. El resto deja pasar el tiempo sin decir nada. A nivel de Conferencia Episcopal, da la sensación de que todo se solventa con ‘apoyar incondicionalmente’ a Francisco, pero sin abordar -y mucho menos comentar- de frente lo retos pastorales que tenemos.

Vamos por orden cronológico y solo con dos asuntos.



“¡Todos, todos, todos!”. El famoso grito de Francisco en la JMJ de Lisboa, parece haberse quedado en un titular llamado también a ser un tema de ataque al papa. He escuchado matizaciones como: “la Iglesia es de todos, pero no para todos”, “en la Iglesia no todo vale”, “todos, todos, todos, pero todos convertidos previamente”…

Acogió a todos

Ante comentarios, titulares algunos de ellos, de este calibre, ¿tanto costaría dar unas orientaciones como Conferencia Episcopal? En esta realidad el evangelio es claro porque Jesús acogió a todos, sin pedir explicaciones previas ni ritos de purificación. A Jesús le importaban las personas. Insisto, ¿por qué tanto silencio por parte de nuestros obispos?

Su misión no es ordenar lo que debemos pensar, pero sí orientar de la forma más amplia y comprensible posible, cómo entender e interpretar algunas cuestiones.

Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española de febrero de 2024

Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española de febrero de 2024

Respecto a ‘Fiducia supplicans’, es lo mismo. Se han dicho auténticas barbaridades, incluso que el permiso de Francisco para que no se bendijeran parejas del mismo sexo en África, desacreditaba al Sínodo de la sinodalidad… ¿Desde cuándo ‘Fiducia supplicans’ es un documento sinodal? ¿Desde cuándo se habló en la Asamblea de estas bendiciones?

Comentarios sin sentido

Parece que no importa el dolor que causa a muchas personas comentarios sin sentido, cargados de homofobia y desprecio a situaciones que causan mucho dolor, con prejuicios sin sentido. Entonces, ¿por qué permitir que eso pase? Tras publicarse la declaración, de la Conferencia Episcopal solo escuchamos un “como premisa mayor, la Conferencia Episcopal Española no hace valoraciones de la Santa Sede y cada obispo verá en su diócesis”.

Un mes y medio después, se dio a conocer, tras la reunión de la Comisión Permanente, una breve nota en la que se expresaba una “profunda comunión eclesial y adhesión al Santo Padre Francisco”, así como a “su magisterio” de los obispos españoles. Pero ni siquiera se mencionaba explícitamente a Fiducia Supplicans. Extraño, ¿no? Eso sí, el secretario general de los obispos salió al paso diciendo que “está expreso lo explícito y lo implícito”.

Silencio sinodal

Esta tendencia a lo implícito más bien manifiesta que debemos -todos- tomar en serio un punto de la Relación de Síntesis de la Asamblea sinodal, celebrada en octubre pasado, y que tiene mucha más importancia de lo que a simple vista parece.

En el capítulo 12 titulado ‘El Obispo en la comunión eclesial’, en el apartado (h) del apartado ‘Cuestiones a profundizar’, dice textualmente: “Algunos Obispos sienten disgusto cuando se les pide intervenir sobre cuestiones de fe y de moral sobre las que en el episcopado no hay pleno acuerdo. Es necesario reflexionar más sobre la relación entre colegialidad episcopal y diversidad de visiones teológicas y pastorales”.

Limitarse a decir que no se hacen valoraciones de la Santa Sede y que se está en profunda comunión con Francisco (después de escuchar a algunos obispos cuesta creer tanta unidad) es, en primer lugar, un desprecio hacia parte del Pueblo de Dios que espera el magisterio de sus pastores, que podrá comentar y hasta criticar después (y si es una crítica constructiva bienvenida sea), pero lo tendrá; por otra, una sutil forma de no afrontar las ‘cuestiones a profundizar’ en las que el consenso parece más arduo.

Imagen peligrosa

Es una imagen peligrosa la que se proyecta porque parece y quiero subrayar que ‘parece’, que en la Conferencia Episcopal o no se quieren afrontar los conflictos y se cierran muchas cuestiones en falso o, lo que es peor, que solo preocupan los próximos acontecimientos internos.

No se puede pontificar en algunos casos y, en otros, hacer como que no pasa nada o que algunos asuntos no merecen tanta atención. El Pueblo de Dios, del que los obispos son y forman parte, no se merece ni el silencio ni solo lo implícito.