Tribuna

Covid-19 y nuevas vías de financiación: ética y dinero deben ir de la mano

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La pandemia actual que tanto nos está afectando nos enfrenta a nuevos retos y oportunidades. Representa una seria amenaza, principalmente para nuestra salud, pero también para los empleos y la economía. Pero las épocas de grandes incertidumbres ofrecen oportunidades interesantes de inversión y mueven a las personas a ayudar y hacer las cosas bien.



En estos momentos, no pocas instituciones de la Iglesia ven peligrar sus obras de evangelización debido a la falta de recursos económicos por la crisis del Covid-19. Pero no hay que tener miedo, hay que aprovechar para renovarse.

Desde hace tiempo, los inversores éticos, guiados por la Doctrina Social de la Iglesia como Gestión Fondo Educativo (GFED), llevamos advirtiendo a las Instituciones y Fundaciones religiosas que deben buscar diferentes vías de financiación para hacer frente a los imprevistos. Y esta crisis es un gran ejemplo de ello. No solo peligran las obras de evangelización, sino los empleos de sus trabajadores y sus principios fundacionales.

Ética y dinero de la mano

En GFED hemos trabajado a fondo estos días, comprobando que las compañías que tenemos en cartera siguen actuando de acuerdo con el criterio básico de la buena gestión: que ética y finanzas van de la mano.

Y nos alegra poder decir que la mayoría se ha comportado éticamente: no han reducido las plantillas y están prestando sus centros logísticos y de distribución, dando servicio gratuito a sectores muy necesitados.

Los inversores que se guían por principios de inversión socialmente responsables y valores éticos tienen la capacidad de influir en las empresas y reducir los impactos negativos en la sociedad producida por esta crisis sanitaria mundial. Ahora es un buen momento para ayudar a las buenas empresas e invertir en ellas.

Responsabilidad de las entidades religiosas

Si las instituciones religiosas a través de sus inversiones se comprometen con estas empresas, todos ganamos. ¿Cómo? Buscando tener los ahorros con entidades comprometidas con las inversiones éticas.

Invirtiendo éticamente conseguimos un doble efecto, ayudar a las empresas responsables y generar rentabilidad, de acuerdo a la economía de Francisco.

Economía de Francisco

Gestión Fondo Educativo, además de invertir éticamente, se rige por la Doctrina Social de la Iglesia y por las recomendaciones del Papa Francisco en este tiempo de coronavirus: proteger la salud de todos los ciudadanos especialmente de los más vulnerables y hacer un llamamiento a las empresas para conservar el mayor número de empleos posibles.

En estos momentos, ciertamente muchas empresas van a requerir nuevas inversiones y como inversores éticos, buscaremos empresas que puedan proporcionar rentabilidad financiera en el largo plazo, pero también que puedan mejorar el bienestar de empleados, proveedores, clientes y, en general, de las sociedad. Los ejecutivos y los consejos de administración de estas compañías pueden y deben actuar ante esta tragedia de una manera responsable y que incluya a todos los interesados.

Buscar financiación para proyectos a largo plazo

Ahora es un buen momento para que todos tomemos conciencia de que tenemos que ayudar y que debemos comprometernos si queremos tener un mundo mejor. Y está funcionando. Han surgido muchas iniciativas para ayudar en el Covid-19 y se está recaudando mucho dinero. Las entidades de la Iglesia deben unirse a esta ola y empezar a captar fondos de una forma diferente. Con la generosidad de todos y los fondos que se consigan, se podrán sostener muchos proyectos. Por supuesto, esos fondos tendrán que invertirse, hasta que se gasten, teniendo en cuenta que la ética y la rentabilidad van de la mano.

Mejorar el bienestar de empleados y clientes

GFED, como inversor socialmente responsable y con criterios éticos, se ha unido al manifiesto para dar respuesta al coronavirus que lidera el centro interreligioso en Estados Unidos ICCR (Interfaith Center for Corporate Responsability).

Dicho manifiesto indica medidas que las compañías pueden tomar para proteger a los trabajadores que, en primera instancia, son los más afectados por la enfermedad y que constituyen el recurso más difícil de reemplazar.

Se pide a las empresas prudencia financiera, que puede incluir la suspensión de las recompra de acciones, el reparto de dividendos y limitar la compensación de los ejecutivos.

Así mismo, se solicita la utilización de recursos para la lucha contra el virus, incluso en entornos que no sean los propios de la actividad de la empresa y contribuir con los fondos de emergencia como los impulsados por la Iglesia católica que está realizando una labor social y económica digna de admiración para con los afectados del coronavirus.