Michael, el párroco de los refugiados de Malakal que les llevó al Papa

“Cada domingo predico que somos una sola familia de Dios y que tenemos que luchar por la paz, no para matarnos entre nosotros”, cuenta en perfecto castellano el neoyorquino Michael Bassano, misionero de la Congregación Maryknoll, la más importante institución misionera estadounidense. Lleva en Sudán del Sur desde 2014, principalmente en el campo de refugiados de Malakal, y durante la visita del Papa al país, este pudo charlar con él en un encuentro sin cámaras.



“Fue algo muy rápido, le hablé en español, me sonrió y me regaló un rosario”, revela el padre Bassano, párroco de Holy Family Church, una de las 22 iglesias dentro del campo de Malakal. Fue seleccionado para viajar hasta Yuba con veinte desplazados internos (algunos feligreses suyos) y conocer a Francisco en persona tras su discurso en el Freedom Hall. “Nos dijo que el futuro no está en un campamento de refugiados, que saldremos de los asentamientos para encontrar una vida nueva”, dice el misionero neoyorquino.

Él y sus parroquianos conocieron también al arzobispo anglicano, Justin Welby. “Rezó por todas las personas conmigo y nos dijo que hay que tener fuerza y seguir adelante”. Y a Iain Greenshields, moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, quien acompañó a los otros dos líderes religiosos porque sus tres denominaciones conjuntas reúnen a más de la mitad de los sursudaneses y su testimonio es clave para acabar con la guerra. “Esta peregrinación de paz ha hecho sentir a la gente que el Papa les ama. No tenemos nada, pero viene aquí y nos da una dignidad muy grande”, opina el misionero.

Desbordados

El campo de refugiados de Malakal fue diseñado originalmente para unas 18.000 personas, pero, debido a los combates en las orillas del Nilo entre varias facciones de la oposición, el número de desplazados en la zona ha aumentado a 60.000. El padre Bassano cuenta cómo durante los nueve años que lleva allí ha visto muchos episodios de violencia racial entre los desplazados internos. “En este campamento hay dos etnias, shilluk y nuer, y hay miedo de que haya peleas dentro del campamento”.

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