“La pandemia es un desierto de Cuaresma que tenemos que asumir para ser salvados”

El claretiano Carlos Martínez Oliveras dirige un retiro virtual tomando a san José como referente de fidelidad a Dios en el camino a la Pascua

 

Carlos Martínez Oliveras, director del ITVR, durante el desayuno de prensa/VN

El religioso claretiano Carlos Martínez Oliveras está convencido de que esta Cuaresma marcada por la pandemia del coronavirus es un tiempo de oportunidad en tanto que “el Señor habita en medio de su pueblo”. Así lo expresó ayer durante el retiro internacional que dirigió en formato online, organizado por Publicaciones Claretianas. El autor de ‘Diez cosas que el Papa Francisco quiere que sepas sobre san José’, partió de la figura del padre de Jesús de Nazaret para abordar tres palabras clave de este camino hacia a la Pascua: desierto, prueba y fidelidad. Sobre el esposo de María, subrayó que “en el Evangelio no pronuncia una sola palabra. De él solo se saben sus silencios, su obediencia a Dios y su acción”.



Desde ahí, Martínez Oliveras animó a adentrarse en la Cuaresma 2021 desde el contexto propiciado por el coronavirus. “Hemos pasado de la fase de negación de la pandemia, de pensar que esto no podía pasar en el siglo XXI a vivir la cruda realidad del confinamiento, la enfermedad y del fallecimiento”, recordó Martínez Oliveros para luego avistar “ciertos espejismos” de una leve mejoría, a la que han seguido nuevas oleadas de contagio. “Ahora nos encontramos con cierta luz al final del túnel con las vacunas”, añadió, sin dejar a un lado el debate sobre la prioridad de la inmunización, los intereses de las farmacéuticas, el acceso universal…

El final está lejos

“Lo que está claro es que nos estamos dando cuenta de que atravesamos un desierto que va para largo en el que se ve muy lejos el final”, apuntó, para admitir que se trata de una realidad difícil y de prueba, de cansancio, de fatiga, sed. Sin embargo, explicó que no todo es negativo en el desierto en tanto que “es el lugar del encuentro con Dios, del enamoramiento, el paso a la tierra prometida, el lugar de la alianza de Dios con su Pueblo…”.

“En el desierto se va a lo esencial”, insistió el religioso claretiano, lo que le llevó a hacer una invitación para perseverar en la oración. “La fe no soluciona los problemas de una tacada, pero nos ayuda a vivir las realidades que estamos atravesando y dar sentido a todo lo que vivimos”, enfatizó.

Diálogo con Dios

Con este punto de partida,  invitó a vivir tres actitudes, tomadas de la felicitación de Navidad del Papa a la Curia: aceptar la situación, no interrumpir el diálogo con Dios y vivir con serenidad. “Solo que es asumido, puede ser salvado”, incidió, apuntando que actual crisis sanitaria exige conciencia y asunción de una realidad compleja en la que todos estamos inmersos.

En este desierto es donde Martínez Oliveras enmarcó la vida de San José, marcada por los sueños y las pruebas. “Él representa la confianza, la esperanza y la obediencia en Dios, tanto en la aceptación de su paternidad como en el exilio a Egipto”, recapituló. “Frente a la tentación de tirar la toalla, siguió adelante”, elogió sobre el padre de Jesús.

A partir de la fidelidad que encarna san José, el claretiano llamó a trabajar en esta cuaresma la cordialidad, la valentía creativa y el testimonio. “Estamos llamados a ser testigos de ese Jesús que sube a Jerusalén, que está dispuesto a dar la vida y a morir en la cruz por amor, en la esperanza de la resurrección”.

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