Francisco anima a “cambiar nuestra relación con los recursos de la Tierra, porque no son infinitos”

El Papa ha reseñado el libro ‘El gusto de cambiar. La transición ecológica como camino hacia la felicidad’

medio ambiente

Un nuevo libro cuenta con el prefacio del papa Francisco. Esta vez se trata de ‘El gusto de cambiar. La transición ecológica como camino hacia la felicidad’ (Slow Food Editore y Libreria Editrice Vaticana), escrito por Gaël Giraud y Carlo Petrini y que ha llegado hoy a las librerías italianas.



Así, el Papa asegura en el prefacio –recogido por Vatican News– que la lectura de este libro dejó en él “verdadero sabor de lo bello y lo bueno, es decir, un sabor de esperanza, de autenticidad, de futuro”. Y es que lo que estos “dos autores aportan en este intercambio es una especie de narración crítica respecto a la situación global: por un lado, elaboran un análisis razonado y contundente del modelo económico-alimentario en el que estamos inmersos, que, tomando prestada la famosa definición de un escritor, ‘conoce el precio de todo y el valor de nada'”.

Esperanza en los jóvenes

Del mismo modo, Francisco destaca que “los autores de este libro, dos adultos, encuentran en las nuevas generaciones razones consolidadas para la confianza y la esperanza”. “Normalmente los adultos nos lamentamos de los jóvenes, de hecho, repetimos que los tiempos pasados fueron sin duda mejores que este presente convulso, y que los que vienen detrás de nosotros están dilapidando nuestros logros. En cambio, debemos admitir con sinceridad que son los jóvenes quienes encarnan el cambio que todos necesitamos objetivamente. Son ellos quienes nos piden, en diversas partes del mundo, que cambiemos”, explica el Papa: “Cambiar nuestro estilo de vida, tan depredador del medio ambiente. Cambiar nuestra relación con los recursos de la Tierra, que no son infinitos. Cambiar nuestra actitud hacia ellos, las nuevas generaciones, a las que estamos robando el futuro. Y no sólo nos lo piden, sino que lo están haciendo: saliendo a la calle, manifestando su disconformidad con un sistema económico injusto con los pobres y enemigo del medio ambiente, buscando nuevos caminos. Y lo están haciendo a partir de lo cotidiano: tomando decisiones responsables sobre la alimentación, el transporte, el consumo”.

“Los jóvenes nos están educando en este sentido”, continúa. “Están optando por consumir menos y vivir más las relaciones interpersonales; se cuidan de comprar objetos producidos siguiendo estrictas normas de respeto medioambiental y social; son imaginativos a la hora de utilizar medios de transporte colectivos o menos contaminantes”, y, para él, reconoce, “ver que estos comportamientos se extienden hasta convertirse en una práctica común es motivo de consuelo y confianza”.

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