Miguel Ángel González, párroco sinodal: “Tenemos que ponernos las pilas, todos tenemos que participar”

El sacerdote extremeño comparte su experiencia en la asamblea sinodal española, al que se sumaron los testimonios de una laica canaria, un presbítero getafense y la misionera digital Xiskya Valladares

Miguel Ángel González Saiz, de la diócesis de Coria-Cáceres.

“Vayan a sus Conferencias Episcopales y díganles a sus obispos que se pongan en camino de sinodalidad”. Es el encargo que el papa Francisco hizo el 2 de mayo a los párrocos participantes en el encuentro celebrado en Roma para preparar en la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad que se celebrará en octubre de este año.



Este mensaje, expresado de manera espontánea por el pontífice en la audiencia a los sacerdotes, lo desveló esta mañana Miguel Ángel González Saiz, presbítero de la diócesis de Coria-Cáceres, en el marco de la asamblea preparatoria celebrada este mañana en la sede del Episcopado español. Junto a él, en la asamblea sinodal española, se sumaron los testimonios de una laica canaria, un presbítero getafense y la misionera digital Xiskya Valladares.

La guinda del pastel

“El Papa nos pide que trabajemos por la sinodalidad”, aseveró el párroco extremeño sobre la experiencia vivida en estos días en Roma, sabedor de que “nos ha querido nombrar misioneros de la sinodalidad”. “Se le ve algo cansado físicamente, pero está genial de su mente”, añadió sobre la audiencia con el pontífice argentino, que definió como “la guinda de un pastel que fue un verdadero encuentro en el que hemos vivido la fraternidad sacerdotal”.

“Hemos tenido absoluta libertad para hablar, para participar”, remarcó sobre la dinámica organizada por la Secretaría General del Sínodo para unas jornadas, cuyas conclusiones formarán parte del ‘Instrumentum laboris’ preparatorio para la asamblea vaticana. de octubre.

González Saiz es párroco de la iglesia de san Eugenio, en uno de los barrios más castigados de Cáceres, además de acompañar a la comunidad de San Ildefonso, en la localidad de Salorino, a 60 kilómetros de la ciudad. Desde su experiencia de corresponsabilidad con laicos y consagrados y como responsable de coordinador sinodal de la diócesis, defendió que “tenemos que generar espacios donde hablemos lo que vivimos, sin entrar en discusiones”. “Tenemos que ponernos las pilas, todos tenemos que participar”, remató.

Noticias relacionadas
Compartir