EDITORIAL VIDA NUEVA | En la audiencia del 8 de abril, Francisco decía que “con los chicos no se juega”, que “cada niño abandonado, marginado, víctima de una cualquier forma de violencia, es un grito que sube a Dios”. ¿Qué pensará de estas palabras la comunidad de Osorno, tras el polémico nombramiento de su obispo?
Ahora, miembros de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores, a través del cardenal O’Malley, han expresado también sus recelos ante la llegada de Juan Barros a la diócesis chilena.
¿Le han metido “un gol” al Papa argentino?, se preguntan muchos dentro y fuera del país. Ya sea decisión pontificia o fruto de presiones eclesiales, lo único cierto es que hay una Iglesia que sufre. Y esto debería hacernos pensar a todos, del primer al último cristiano.
En el nº 2.937 de Vida Nueva. Del 18 al 24 de abril 2015
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