Bogotá da el último adiós al cardenal Pedro Rubiano: “Ofreció su vida por el bien de la Iglesia”

La exequias fueron oficiadas por cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente del Episcopado, este 17 de abril en la catedral primada

Este 17 de abril fueron las exequias del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, en la catedral primada

Este 17 de abril fueron las exequias del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, en la catedral primada, lugar donde permanecerán sus restos. El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente del Episcopado, encabezó la ceremonia y leyó una carta del papa Francisco.



En la misiva, el Santo Padre expresó su cercanía y oraciones por su eterno descanso, asegurando que “con su dedicación y trabajo ofreció su vida por el bien de la Iglesia”. Una masiva asistencia en el templo del centro de la capital colombiana entre feligresía, familiares, amigos, obispos, sacerdotes, consagrados, autoridades civiles y militares.

El cardenal Rueda detalló los diversos roles de su colega, en especial, las nueve ordenaciones episcopales que realizó en su gobierno pastoral, entre estos: Alfonso Cabezas Aristizábal, Fernando Sabogal Viana, Octavio Ruiz Arenas, Oscar Urbina Ortega, Daniel Caro Borda, José Roberto Ospina Leongomez, Héctor Epalza Quintero, Francisco Antonio Nieto Súa y José Daniel Falla Robles.

Legado de sus obras

El cardenal Rueda ha destacado que “la historia contará, de manera completa, el legado de sus obras. Su misión apostólica será motivo de gratitud del Pueblo fiel de Dios, y su esperanza lo llevará a la casa de Dios nuestro Padre”.

Apelando al simbolismo de la resurrección, el purpurado recordó que Jesús venció a la muerte porque “cual el salmista canta y nosotros con él espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”.

Así pues, el arzobispo emérito de Bogotá y cardenal de la Iglesia “llevó en su vida de bautizado el tesoro del amor de Dios, la gracia de Jesucristo, el pastor hermoso y el fuego misionero del Espíritu Santo”.

Fueron 68 años de misión “hasta el pasado 15 de abril en la mañana”. Una vocación surgida desde la  infancia, que se concretó el 8 de julio del año 1956 en la capilla del seminario San Pedro en Cali de manos de Julio Caicedo y Téllez.

“Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida, espera en el Señor, querido hermano Pedro Rubiano Sáenz, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.”, concluyó.

Foto: Arquidiócesis Bogotá

 

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