Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

Los retos del mundo del trabajo


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El sentido de la jornada laboral se ha vuelto cada vez más vago a medida que el mundo de trabajo y los modelos de producción han cambiado. Las extenuantes jornadas a cambio de salarios precarios a veces con nulas garantías de seguridad social, el auge de la economía informal que es un mecanismo de sobrevivencia para millones, preocupa a la gente trabajadora en muchos países.



Chile acaba de aprobar en  la primera quincena de abril una reforma que reduce la jornada laboral a 40 horas y en Europa los últimos meses hemos visto diversas manifestaciones y huelgas, desde el sistema de transporte en Alemania hasta el movimiento contra la reforma a las pensiones en Francia. Hay algo que no va, que demuestra el agotamiento de los esquemas de trabajo actual en muchos países, los frutos del trabajo y el compromiso laboral con un empleador no siempre son bien retribuidos. El compromiso del otro lado no siempre es el mismo, salarios bajos, contratos que no dan ninguna certeza, baja motivación, condiciones de riesgo en el espacio laboral.

Los ocho grupos ocupacionales clave

En su último informe del 2023 la Organización Internacional del trabajo (OIT)  logra analizar la situación de ocho grupos ocupacionales clave [1]: trabajadores de los sistemas alimentarios; trabajadores de la salud; trabajadores del comercio al por menor; trabajadores de seguridad; trabajadores manuales; trabajadores de limpieza y saneamiento; trabajadores del transporte, y trabajadores técnicos y administrativos. La constante es que los trabajadores clave están expuestos a riesgos, se abren brechas salariales por motivos de género, jornadas de trabajo irregulares. Otro hallazgo importante es que el  grueso de los trabajadores informales está totalmente desprotegido de la cobertura de protección social.

Hace un par de años, el papa Francisco acudió precisamente  la Conferencia Internacional del Trabajo (2021) organizada  por la OIT, ahí señalaba lo crucial que es comprender el sentido del trabajo, decía: “si el trabajo es una relación, entonces tiene que incorporar la dimensión del cuidado, porque ninguna relación puede sobrevivir sin cuidado. Aquí no nos referimos sólo al trabajo de cuidados: la pandemia nos recuerda su importancia fundamental, que quizá hayamos desatendido. El cuidado va más allá, debe ser una dimensión de todo trabajo. Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras”. [2]

Este primero de mayo se conmemora la lucha histórica de las clases trabajadoras que han ido conquistando diversos derechos desde el auge de la Revolución Industrial hasta nuestros días. Estas luchas han buscado colocar al centro la dignidad y la justicia de millones de personas trabajadoras que tienen un modo de vida totalmente dependiente de un empleo formal o informal

Se requiere un compromiso tripartita firme, empleadores, trabajadores y los Estados para establecer acuerdos y políticas que hagan los mercados laborales más resilientes, con sistemas de protección social justos y equitativos para cada persona trabajadora y su familia. Como Iglesia hemos recorrido también esas luchas históricas, proporcionando rumbo y  señalando lo que ya no es sostenible. Hay mucho todavía por construir y definir en el mundo del trabajo, nuestro involucramiento en el tema es crucial para avanzar.

 

[1] Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2023.

[2] Videomensaje del Santo Padre Francisco con motivo de la 109 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, junio 2021.