Jose Fernando Juan
Profesor del Colegio Amorós

La relación con las cosas y circunstancias


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Martin Buber me resulta, como personaje, un tanto contradictorio y se me escapa. Pero a la vuelta de Navidad, comienzo en Bachillerato con una serie de filósofos del humanismo creyente, que a mi entender provocan reflexión y pensamiento muy actual. En la lista de cuestiones para abordar, Buber tiene un espacio claro y concreto; una breve aproximación a la cuestión de ‘Yo y tú‘, título de uno de sus libros más célebres. Aunque este sea el texto de referencia, lo completo con otro igualmente breve de título universal y poco significativo: ‘¿Qué es el hombre?‘.



En su aproximación a la persona, la describe como original y única. Cada persona representa, en este sentido, algo nuevo, algo que nunca existió antes (ni existirá por tanto después), y que tiene una presencia como misión ontológicamente esencial en respuesta a lo que es. Como es sabido, Buber parte de las magistrales preguntas de Kant y del cuestionamiento que Heidegger hace de ellas, para situar a la persona en una responsabilidad ética de primer orden. ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué cabe esperar? Las tres preguntas se concentran en lo siguiente: ¿Qué persona es capaz de asumir todos estos interrogantes, consciente de su finitud y abierto a lo infinito?

Volviendo a lo más cotidiano y (nunca) vulgar, sino personal irremediablemente, me encuentro nuevamente descubriendo a Buber. Algo simple, pero directo. ¿Sabemos relacionarnos con las cosas, muchas de las cuales son fruto de la acción humana? ¿O nos vemos superados por ellas? Este autor dijo en 1942: “El hombre, desde hace un siglo, se halla inmerso, con mayor profundidad cada vez, en una crisis que, sin duda, guarda mucho de común con otras que nos son familiares por la historia pero que, sin embargo, resulta peculiarísima en un punto esencial. Nos referimos a la relación del hombre con la nuevas cosas y circunstancias que han surgido de su propia acción o que, indirectamente, se deben a ella. Podríamos calificar esta peculiaridad de la crisis contemporánea como el rezago del hombre tras sus obras. Es incapaz de dominar el mundo que ha creado…”.

Martin Buber

Es muy interesante, sin duda, leer que décadas antes se anticipan luminosamente problemas del todo actuales. Los Magos de Oriente me han regalado un libro sobre la relación de las personas con los algoritmos, palabra de la que muchos son incapaces de dar cuenta y con la que se relacionan (y se relacionarán mucho más próximamente). Y es que, Martin Buber ha despertado nuevas cuestiones compartidas con grandes técnicos y con los más anti- del mundo que viene, de los más afines a lo digital y los más escapistas del siglo XXI: ¿Qué pinta la persona en todo esto? ¿Será capaz de “dominar y cuidar” lo creado, o será víctima de todo ello? ¿A quién beneficiará, en este mundo raudo y eficaz, la circunstancia creada: será para bienes individuales o para el bien común, se concentrará en unos pocos o se repartirá justa y generosamente?

Reparamos poco en nuestra relación con las cosas, con el mundo, con lo otro (en pequeño) y nuestra responsabilidad con todo y sus consecuencias. Nos detenemos muy, muy poco, excesivamente poco en nuestro trato, contacto, repercusión en todo lo demás. ¿Nos hemos planteado alguna vez, cuánto tiempo necesitaríamos para recapacitar realmente en todo esto, sobre nuestras relaciones ajustadas y con media con el tú, con el Tú, con el ello?

En todo esto, nuestra relación con todo eso que son “cosas” (ello) implica una seria posición responsable en nuestra Casa común.