José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

La lectura del sordo


Compartir

JUEVES

Román lleva unos cuantos años en España. Le conozco desde hace unos meses. Pero nunca nos habíamos detenido a hablar más allá del deporte. Me dice que es de El Salvador. “De la tierra de Romero”, le suelto por si entra al trapo. Y le da un giro. “Don Óscar Arnulfo fue obispo de mi pueblo. Fue su primer destino”. Santiago de María. “Mira, mira”.

Y me enseña orgulloso en su móvil imágenes del mártir pululando por allá. “Yo conozco al ‘Loco Chema’, su primer conductor”, me dice. “Fue un santo, ni de izquierdas ni de derechas”. Amén. Dejamos para otro día los mártires de la UCA. La conversación promete. Y mucho.



SÁBADO

Encuentro de Líderes Católicos Latinoamericanos. Interviene el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid. Poco ha atendido a quienes le preceden en el turno de palabra. Y ya van unos cuantos. Uno tras otro, instando a la necesidad de crear puentes, de dejar a un lado el frentismo y las diferencias.

No dudo de su compromiso eclesial, que lo reafirma ante el auditorio. Pero, lejos de expresar palabras de concordia, en sus dos minutos de intervención echa mano del discurso de carril electoral: “Guerra cultural”. “Destruir”. “Ingeniería social”. “Ley adoctrinadora”. “Deriva laicista”. Se le olvidó citar la Fratelli tutti. Un lapsus.

DOMINGO

Somos así. Escuchamos la lectura del sordo que apenas podía hablar y nos lanzamos a identificarnos con la tentación de aislarnos y no escuchar a nuestro entorno. Encerrarnos en nuestro propio cerumen y tapones internos. Y nos olvidamos de lo evidente. De aquellos que de verdad no pueden oír.

De quienes están sufriendo esta pandemia porque las mascarillas les impiden leer los labios, porque sus audífonos no tiran lo suficiente. De quienes no entienden la misa de la tele porque quien locuta no vocaliza lo suficiente. La metáfora de la mayoría es el verdadero aislamiento de quien se sabe limitado y no tiene herramientas ni medios para romper una barrera que llena de miedos y de temor.

MARTES

Una sociedad cotilla y enferma. Unos medios de comunicación morbosos. No me vale. Esta vez no. El guión tiene los personajes, la trama, los escenarios… Lo hemos puesto en bandeja para que Jorge Javier invite al protagonista a sentarse en el Deluxe. Y lo ha hecho. Literal. Invitarle. De las crisis se aprende, pero primero toca identificarse y reconocerse en ellas. Porque no es la crisis de uno, es la crisis de todos.

Lea más: