Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Está siendo la persecución de los cristianos una constante del siglo XXI?


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El mensaje

La celebración de la Navidad no es igual en todas partes. En ciertos países en los que el cristianismo es una minoría perseguida es un tiempo que se puede vivir con especial dramatismo. Poco antes de la Misa de Nochebuena, Israel rectificó con su política negando permisos a los cristianos de Gaza y de otros territorios palestinos para poder celebrar las principales celebraciones en la basílica de Belén o en los templos de Jerusalén.



No es el único lugar en el que estas fiestas son agridulces. El propio papa Francisco se refirió a esta ‘oscura’ realidad del mundo actual. El pontífice, pidió al Señor que Él sea consuelo para cuantos son perseguidos a causa de su fe, especialmente los misioneros y los fieles secuestrados, y para cuantos caen víctimas de ataques por parte de grupos extremistas, sobre todo en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria. Y es que el comienzo del siglo XXI nos ha dejado un fuerte rebrote del fundamentalismo de raíz islamista.

Nos es el único líder que se ha acordado de esta realidad en su mensaje de Navidad. En el Reino Unido, el príncipe Carlos participó en una campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada en la que recordó los atentados del domingo de Pascua en Sri Lanka como “el peor día de violencia contra los cristianos en la era moderna”. “Al recordar cómo el Niño Jesús huyó con sus padres a Egipto, recordemos a tantos que soportan una terrible persecución o se ven obligados a huir de sus hogares, y fortalezcamos nuestra determinación para evitar que el cristianismo desaparezca de las tierras de la Biblia”, añadió.

Muy explícito ha sido el reelegido Primer Ministro británico, Boris Johnson, en su mensaje navideño. El premier que afrontará la nueva etapa del brexit dijo claramento que “El día de Navidad es, ante todo, una celebración del nacimiento de Jesucristo. Es un día de inestimable importancia para miles de millones de cristianos en todo el mundo”. Por ello, añadió: “Hoy, de todos los días, quiero que recordemos a los cristianos de todo el mundo que se enfrentan a la persecución. Para ellos, el día de Navidad estará marcado en privado, en secreto, tal vez incluso en una celda de prisión”. “Estamos con los cristianos en todas partes, en solidaridad, y defenderemos su derecho a practicar su fe”, reforzó.

Los datos

Los últimos informes más completos señalan que, en todo el mundo, aproximadamente 300 millones de cristianos viven en un entorno en el que sufren una persecución violenta, donde son discriminados y se les impide practicar libremente su fe.

Las motivaciones fundamentales para la persecución de las minorías cristianas son diversas. A la ya señalada del rebrote del fundamentalismo islámico, se unen cuestiones como el nacionalismo religioso de algunas naciones como China o la India, los enfrentamientos de tipo étnico o tribal, la imposición de un secularismo ateo en la sociedad u otros motivos vinculados a las opciones de dictadores o corruptelas.

Por lugares, Corea del Norte es actualmente el peor país para ser cristiano, seguido de Afganistán, Somalia, Libia, Pakistán, Sudán, Eritrea, Yemen, Irán, la India y Siria. Cada uno de estos países, en los que el riesgo de persecución es muy alto, tiene su complejidad histórica y múltiples motivaciones para rechazar el mensaje cristiano. Aunque la lista no se queda aquí, tan solo son los 11 primeros.

Más allá de los datos, lo peor es que esta persecución no tiene visos de acabar ni siquiera en los países en que es de una menos intensidad. Un resquicio de visibilidad y mayor empeño por la comunidad internacional no vendría mal. Pensar que cuando se leen las bienaventuranzas y Jesús dice “Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos”, para algunos esto es más que una metáfora del ir contracorriente… nos ayudaría a ser más sensibles. Estamos en el siglo XXI, llegamos a 2020, pero aún tanto por hacer en humanidad.

¡Feliz año!