Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El Síndrome Joker


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El síndrome Joker es el comportamiento de violencia extrema pública y exhibicionista protagonizado por un individuo solitario que ha padecido procesos extremos de abandono social y se torna destructivo consigo mismos y el mundo común que los rodea. La masacre de Louisville causada por Connor Stuergeon es un nuevo caso de jokerización.



La epidemia de violencia armada en Estados Unidos pegó un nuevo giro. El 4 de abril tuvo como siniestro protagonista a un empleado que se presentó en su centro de trabajo con un fusil de semiautomático de asalto AR-15, con cargador de 25 cartuchos, fabricado por la legendaria Compañía Colt y que había comprado legalmente. En este suceso se cruzan dos agudas crisis estadounidenses: la epidemia de violencia armada y la crisis de insatisfacción laboral que provoca el abandono voluntario masivo de puestos de trabajo en todo el sistema económico.

Estos son los trágicos hechos. Connor Sturgeon trabajaba en una sede del Old National Bank de Louisville, Estado de Kentucky, y entró en el edificio como cualquier día laboral. Impacta la normalidad en que se incrusta el asalto, en el curso de una mañana ordinaria en la que los trabajadores estarían pensando en cosas prosaicas, completamente ajenos a lo que iban a sufrir instantes después. Nada hacía sospechar la desgracia que se iba acercando a ellos a lo largo del viaje de Connor desde su casa al trabajo.

Precisamente el día anterior se había mudado a una nueva casa junto con un amigo, compañero de universidad, lo cual hace más sorprendente su decisión. Antes de salir de su casa, Sturgeon dejó una nota a su compañero confesando que se sentía suicida y quería hacer daño. Sturgeon había decidido asesinar al mayor número posible de compañeros de trabajo y retransmitirlo en directo por Facebook, comunicación que Meta —propietaria de dicha red— interrumpió en cuanto tuvo noticia de lo que estaba sucediendo.

Se repite un patrón que está siendo habitual: son masacres que buscan una exhibición pública, sus perpetradores saben que están siendo grabados por cámaras o, en este caso, el mismo asaltante graba con una cámara móvil el atentado. Por un lado, esas imágenes forman parte de la agresión contra las víctimas, sus familias y la sociedad en su conjunto. Por otro lado, sabe que habrá quien le rinda admiración por ese acto asesino y suicida. Sturgeon sabía como todo el país la intensa crisis de insatisfacción laboral que recorre el mundo y una medida tajante como esa tendría resonancias en mucha gente que aludirá a ella como posibilidad —“un día entro aquí a fusil y me llevo por delante a todos”, podrían alardear algunos, o cosas semejantes— o lo verán como parte de un movimiento de autoinmolaciones de protesta.

Al llegar al vestíbulo del edificio Sturgeon sacó el arma. Una compañera con la que se cruzó no se dio cuenta y le saludó. Él intentó disparar contra su espalda, pero no había quitado el seguro. Lo hizo y comenzó a disparar durante un minuto contra quienes tenía en los alrededores del vestíbulo en esa hora punta de la entrada a las 8:30 al trabajo. En total, cinco muertos y heridos a los cuales Connor conocía perfectamente pues eran compañeros habituales de trabajo. Varios se encontraban reunidos en una sala a esa hora de la mañana, antes de que el banco abriera sus puertas al público. Luego se sentó a esperar la confrontación con la policía, en el curso de la cual un policía fue herido en la cabeza y Connor fue abatido.

Fotograma de 'Joker'

La Gran Desvinculación

Morir matando. Esa era la intención. Hay en ello un componente muy alto de salud mental, pero también señala a la soledad sufrida en silencio, sin ser percibida alrededor. Y apunta al malestar laboral que hace sentir a tanta gente que ha sido abandonado.

Connor Sturgeon tenía 25 años y había estudiado en la Universidad de Alabama, donde se había postgraduado en Finanzas. Venía de una muy buena familia acomodada y ninguno de sus amigos había percibido ninguna señal de alarma. Sus jefes lo describieron como una persona “extremadamente inteligente”, monótono y discreto. Nunca habían observado que se hubiera enfadado por nada. Sospechaba que lo iban a despedir tras un año contratado en la entidad bancaria y tres veranos como pasante. En notas personales que se han encontrado Connor revelaba que sentía que no le era fácil hacer amigos, encajar en los lugares y sufría problemas de autoestima.

El arma no solo fue comprada legalmente, sino que algún día no muy lejano podrá ser comprada por cualquiera en subasta pública, lo cual es lacerante para las víctimas y sus familiares. Solo una sociedad enferma no destruiría el instrumento con el que han sido ejecutadas cinco vidas inocentes. El hipercapitalismo no perdona la ocasión y convertirá el AR-15 en un objeto fetiche que acabará en el sótano tenebroso de algún perturbado.

Todas las crisis que sufre una sociedad se acabarán cruzando y formarán fenómenos más complejos. En este caso, la desafección con el trabajo, los problemas de salud mental y la imitación de las masacres armadas parecen haber confluido en una tragedia que ha arrojado un resultado fatal.

Durante las últimas décadas se ha extendido la Gran Desvinculación que ha deshilachado los vínculos entre las personas y el tejido de las familias y comunidades. Afecta ya de forma grave a los lugares de trabajo, que ven volver como un boomerang las políticas de desvinculación y precariedad contractual que habían aplicado contra sus empleados y proveedores para maximizar márgenes de beneficios. Asistimos también a la emergencia de la crisis de la soledad que no sucede solo a personas mayores aisladas en sus viviendas, sino que ve incrementadas sus tasas entre jóvenes y en centros de trabajo donde la gente está rodeada de compañeros.

La Gran Desvinculación no ha llegado a sus peores expresiones. Una vez que ha debilitado los vínculos comunitarios, ahora, cuando se han levantado voces de alarma por el modelo hipercapitalista, comenzarán a producir sus expresiones más grotescas, los Joker, las víctimas del abandono. Es el síndrome Joker.