Black Friday: cara de ganga


Compartir

Escribo estas líneas en plena fiebre del ‘Black Friday’, una fecha que la ciudadanía ha incorporado con más ganas aún que ‘Halloween’, con el que inaugurábamos el único mes del año cuyo nombre comienza por ‘No’ . Empezamos y terminamos pues el mes de noviembre con dos ‘pseudo-efemérides’ de carácter altamente consumista, en las que se nos anima a gastar casi en cualquier producto con el pretexto de anticipar el gasto navideño y ahorrarnos así unos ‘eurillos’.

Luego ya, pasadas las Navidades, en tiempo de ‘rebajas’, se nos animará a posponer el gasto que no hemos hecho para volver a ahorrarnos unos euros si es que nos quedan… La Euforia seguirá hasta el mes de marzo (con la excepción hecha del ‘Blue Monday’, el día más deprimente del año, a mediados de enero). Porque a partir del 1 de marzo está comercialmente consensuado que ‘es primavera’.

Centro Comercial

En todo este tránsito toca ‘posturear’ y sacar pecho. Pavonearse ante el ‘pringado’ de nuestro vecino/a, colega o pariente que no ha sido tan avispado como nosotros: verdaderos ‘linces atrapachollos’, ‘cracks del comercio online’. Toca sentir envidia (de la mala)  ante quien exhibe su pequeño tesoro logrado tras horas de estar pendiente de la pantalla y buscar compensaciones para no frustrarnos y dar la talla. Todo ello mientras las grandes distribuidoras con nombres de río o de cuento de las mil y una noches nos miman y cuidan en sus portales aunque no hagan lo propio con sus empleados (recomiendo en este punto el visionado de la película: ‘Sorry , we missed you’, de Ken Loach).

Lo paradójico de todo esto es cómo se nos hace creer que somos importantes si consumimos y logramos ‘gangas’ cuando las verdaderas gangas somos nosotros.