Un año sacerdotal

Amadeo Rodríguez(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)

“Este año sacerdotal puede ser una ocasión propicia para la búsqueda fraterna de una identidad sacerdotal común, apoyada en una fidelidad radical a Jesucristo, tanto en el corazón como en las manifestaciones externas”

En pocos días se abre un año sacerdotal. Se trata de un regalo de Benedicto XVI a los sacerdotes; un regalo que, a mi entender, la Iglesia nos debía, pues es mucho el peso que ha soportado esta generación sacerdotal. Las grandes reformas conciliares han llegado a los fieles por la aportación generosa, paciente, inteligente y santa de los sacerdotes. Es verdad que ha habido excesos y parcialidades, e incluso graves errores, como consecuencia de tener que soportar criterios y tareas para las que a veces no estaban preparados. Pero los excesos y errores no son nada en comparación con la generosidad y la entrega por ofrecer el rostro de una Iglesia que apostó por caminos nuevos y abrió horizontes de diálogo con el mundo, y que necesitaban nuevas actitudes y estilos sacerdotales.

También los más jóvenes, los que ya han nacido en una nueva Iglesia y en una nueva sociedad, necesitan y se merecen este año sacerdotal; ellos abren nuevos caminos identificables y fieles y, en ocasiones, hasta soportan responsabilidades superiores a su edad. También éstos reciben reproches, casi siempre injustos, por ser hijos de su tiempo y mostrar actitudes y formas que marcan cierta distancia con el pasado. Este año sacerdotal puede ser una ocasión propicia para la búsqueda fraterna de una identidad sacerdotal común, apoyada en una fidelidad radical a Jesucristo, tanto en el corazón como en las manifestaciones externas. Algo apunta a que se está haciendo la síntesis entre ambas generaciones: a que la aportación generosa de los mayores por ofrecer la cercanía de la Iglesia a la gente, y en especial a los más pobres, fecunda a los jóvenes y la novedad significativa de vida y mentalidad de éstos, frente a una sociedad secularizada, va abriéndose camino entre sus hermanos mayores.

arodriguez@vidanueva.es 

En el  nº 2.664 de Vida Nueva.

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