Otra vez la violencia islamista

Jesús Sánchez Adalid(Jesús Sánchez Adalid– Sacerdote y escritor)

“Sin ánimo de alarmar, si Occidente no habrá de sucumbir ante la agresiva islamización, deberíamos prever mecanismos posibles para su rescate. Opino que la solución sólo podrá emerger de las fuerzas sanas de Europa, (…) de una ‘tenaz adhesión a la cultura occidental que defiende y propaga’”

El islam es una religión en la que hallan solaz más de mil millones de personas; en cambio, el “islamismo” es una corriente de odio que se ha apoderado de una parte, cada vez mayor, de los mahometanos, y que procura por la fuerza imponer en el mundo entero una forma muy específica del islam.

En general, negar que Europa tenga un problema con su población musulmana inmigrante es un autismo peligroso. Y ése es el reto a largo plazo en la democracia liberal: integrar a personas de diferentes culturas en una sociedad democrática. Los políticos, en general, no se enfrentan a este problema. Por otro lado, hay una especie de fallo en las democracias liberales, que deberían por definición garantizar ciertos mecanismos para que los individuos acepten las reglas del juego y el pluralismo en esas sociedades. Pero sucede que los musulmanes radicales no las aceptan. El conflicto está ahí, y cada vez de manera más acentuada. Negarlo es una ceguera irresponsable.

Sin ánimo de alarmar, si Occidente no habrá de sucumbir ante la agresiva islamización, deberíamos prever mecanismos posibles para su rescate. Opino que la solución sólo podrá emerger de las fuerzas sanas de Europa, como augurara don Ramón Menéndez Pidal; es decir, de una “tenaz adhesión a la cultura occidental que defiende y propaga”.

Pero los autistas de hoy no reaccionan frente a noticias como la reciente muerte de un buen número de cristianos abrasados por los fanáticos islamistas en Pakistán, el padecimiento de la mujer en los regímenes islámicos, las células terroristas de Al Qaeda o la expresa aspiración de reconquistar el viejo Al-Andalus… Tampoco les preocupa que el mundo islámico “moderado” no se levante contra tales excesos.

En el nº 2.672 de  Vida Nueva.

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