Marcando juntos la diferencia

(Lucía Ramón Carbonell-Profesora de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia) Este mes de febrero, la mayor y más inclusiva comunidad de confesiones cristianas del mundo, el Consejo Ecuménico de Iglesias, comienza las celebraciones de su 60º aniversario. Esta institución admirable, uno de los rostros más destacados del ecumenismo, comenzó su andadura tras la Segunda Guerra Mundial, en 1948 en Amsterdam. Allí, 147 iglesias de 44 países se reunieron en su primera asamblea.

En la práctica ya existía desde antes de la guerra. Un comité provisional constituido en 1938 sirvió para mantener los vínculos entre las iglesias en ambos bandos, al mismo tiempo que asistía a los prisioneros y los refugiados y preparaba la reconciliación y la ayuda en la posguerra. En lugar de desanimar a aquellos hombres y mujeres pioneros, la trágica situación de la guerra les impulsó a comprometerse conjuntamente por una reconciliación radical.

Sus contribuciones desde entonces han sido espectaculares: aportaciones tangibles a la formación de Naciones Unidas y a la Declaración de los Derechos Humanos; una labor teológica de gran trascendencia en pro de la comunión y el testimonio común; una toma de postura profética sobre racismo, pobreza, desarrollo, no violencia, VIH/sida o cambio climático antes de que fueran temas populares. Su lucha contra el apartheid ha sido emblemática. Hoy reúne 347 iglesias y denominaciones de más de 100 países.

La Iglesia católica trabaja con el Consejo en estrecha relación y es miembro de pleno derecho de la comisión teológica y de misión y evangelización. La mejor manera de felicitarnos es conocerlo: www.wcc-coe.org.

En los albores del siglo XXI sigue invitándonos a marcar juntos la diferencia.

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