Iglesia en Castilla: gozos, retos y sombras

(Roberto Ruano– Sacerdote y periodista) Iglesia en Castilla es mucho más que la historia y andadura conjunta de las nueve diócesis castellanas que componen la así denominada Región del Duero. Se caracteriza esta tierra por una gran riqueza histórica y de vida interior, representada por nuestros místicos, principalmente santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y por su apertura hacia lo más universal y plural. Pero es también Castilla una de las regiones más extensas, despobladas y envejecidas de toda la Europa comunitaria. Sobre este mapa desolador se alza, emerge y grita proféticamente una Iglesia castellana, con sus gozos, retos y sombras.

Iglesia en Castilla es hablar de una gran homogeneidad socio-cultural, años de comunión interior y de una colaboración apostólica entre todas las diócesis de la Región del Duero. Emblemáticos y pioneros Encuentros de Villagarcía, que tanto han aportado a la evangelización de un pueblo, el castellano, de enorme tradición y patrimonio religioso, tierra marginada y empobrecida, lenta en despertar de su agonía.

Es preciso destacar el gran sentido de solidaridad que siempre ha existido, ¿seguirá existiendo?, entre las diócesis; la valoración de lo pequeño (parroquias rurales y personas marginadas), con un claro proyecto de Iglesia samaritana, de auténtica caridad cristiana. Gracias al soplo carismático de este ‘espíritu de Villagarcía’ han nacido, florecido y multiplicado relaciones misioneras (Piura, Perú, una de las páginas más bellas de solidaridad regional), fraternidades sacerdotales, la preocupante Formación Permanente del Clero y tantos otros gestos y servicios que han visibilizado este rostro samaritano. Desde la primera hora postconciliar, las delegaciones de Catequesis de toda la Región se pusieron en contacto buscando ámbitos de encuentro, diálogo y confrontación. De esas inquietudes nace El Proceso continuo como material puntero de ayuda a la catequesis, y que sigue vigente hasta hoy, pero pendiente de una más que urgente revisión.

Tampoco pasa por alto a las diócesis de la Región del Duero su responsabilidad ante el inmenso patrimonio artístico y cultural. Como buque insignia ahí luce el ambicioso proyecto regional de Las Edades del Hombre, ideado para evangelizar desde la belleza, la catequesis y el arte. La aceptación que han tenido todas las exposiciones de Las Edades del Hombre (cruzando el charco incluso hasta Nueva York), inauguran un camino que no debiera ser abandonado. Nadie lo pone en duda: la Iglesia castellana posee una gran riqueza artística, de devociones y tradiciones (Semana Santa de Interés Turístico Internacional en varias de sus diócesis), aunque la sombra de la duda no deje de proyectarse y alargarse sobre otros intereses, ¿los comerciales?

Proyección de futuro

Alarmada por su sequía vocacional, la Iglesia en Castilla viene apostando desde hace varias décadas por los Encuentros Regionales de Seminaristas como lugar de diálogo y discernimiento vocacional. La disminución de sacerdotes, la escasez de vocaciones y el envejecimiento generalizado de los agentes de pastoral, han comenzado a hacer estragos, obligando a buscar nuevas y audaces respuestas pastorales de futuro. A pesar de que existen débiles intentos de fraternidades sacerdotales y de corresponsabilidad, en Castilla se siguen primando las acciones pastorales de mantenimiento. Prácticamente sólo en el mundo rural y de una manera muy tímida en las grandes ciudades, comienzan a cuajar y diseñarse por fin las Unidades de Acción Pastoral.

Por último, y no por ello menos importante, no se puede hablar de Iglesia en Castilla sin recordar a personas que tanto han contribuido a su riqueza: obispos como monseñor José Delicado Baeza, sacerdotes diocesanos como Marcelino Legido y Benito Peláez, y por supuesto, José Velicia en lo artístico y cultural. Evangélicos esfuerzos el que han realizado todos ellos y el de tantos otros por convertir nuestras diócesis y arciprestazgos castellanos en un Hogar, un Taller y una Escuela. Largo camino el recorrido juntos. Memoria de sueños, intenciones, esencias y palabras: espíritu de Villagarcía, hogar y taller, fraternidad apostólica, Las Edades del Hombre, iglesia samaritana… Inmenso legado recibido del pasado, ¡pero una más que urgente proyección de futuro para nuestra vieja Iglesia castellana!

Compartir