EL NUNCIO A ROMA, por Juan Rubio

El Nuncio Monteiro se marcha a Roma a un puesto de envergadura: ayudar para elegir obispos. En España proponía mientras otros decidían siguiendo estrategias. Puesto clave para nombrar sin frenos ni codazos. Lleva bagaje e información hispana. Vendrá muy bien. Se eclipsan injerencias cacofónicas. Sufrió ataques desde filas eclesiásticas pero supo levar anclas ofreciendo sonrisas a quienes lo intentaron callar.

Compartir