El Foro de Laicos, espacio de comunión

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Acabará el mes con la celebración de la asamblea anual del Foro de Laicos en la que se renovará la presidencia, ostentada por Juan José Rodríguez. Fue en los primeros años ochenta cuando los obispos pusieron en pie esta iniciativa, que cuajó en 1992. En la actualidad cuenta con más de medio centenar de colectivos laicales, una mínima parte de la gran riqueza que hay. La voz laical es cada vez más necesaria, no como un grupo más, ni como un movimiento enfrentado a lo jerárquico. Ya hemos hablado aquí de la vocación laical. Hoy lo hacemos de su coordinación estructural. La voz de los movimientos se hace necesaria y siempre será bienvenida. Un nuevo presidente, o presidenta, llevará a cabo la tarea de coordinar estas voces con sabiduría que acoja sin exclusiones, alentando a otras incorporaciones y con una mayor sabiduría para exponerlas. Ampliar el horizonte y ofrecer un marco de referencia laical fundamental como taller, como escuela, como ágora profética es importante misión. Auspiciada por los obispos como referencia eclesial, pero sin la pérdida de su esencial vocación laical, quien encabece este foro deberá tener oídos atentos al latido de la sociedad, brazos abiertos y no excluyentes a todos los que trabajan en esta tarea y boca muy justa para decir siempre esa palabra que resuene como Iglesia. Son cada vez más los laicos con responsabilidades en los ámbitos de las realidades terrenas. Urge una buena formación, un sentir con la Iglesia y cierta audacia. El perfil de los responsables de este foro necesario es la clave de su éxito, que no estará en aumentar el número de colectivos, sino en aglutinar, en comunión, a quienes se acerquen a trabajar.

Publicado en el nº 2.637 de Vida Nueva (Del 22 al 28 de noviembre de 2008).

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