Escuela sin crucifijo

(José Morales Martín– Palafrugell, Girona)El ministro de Justicia anunció la intención del Gobierno de retirar los símbolos religiosos de la escuelas públicas en el marco de un “claro deslinde” entre el fenómeno religioso y la laicidad del Estado.

El ministro pasaba por ser un político moderado y dialogante. Sin embargo, nadie es capaz de sustraerse a la ola de dogmatismo ideológico que Rodríguez Zapatero ha puesto en marcha para ocultar su fracaso ante la crisis económica. En la órbita de su jefa política, la vicepresidenta Fernández de la Vega, el titular de Justicia insiste en el objetivo de una reforma –inoportuna e innecesaria– de la Ley de Libertad Religiosa. En ese contexto, plantea la supresión del crucifijo en la escuela, siempre con un tono de aparente objetividad y con la peculiar excepción de los bienes de carácter histórico-artístico, los cuales –concede generosamente– “no podrán destruirse”. Acaba un verano caracterizado por la violación de niñas por parte de adolescentes y los tumultos de Pozuelo; por los resultados que en materia educativa ha publicado la OCDE; vemos a la juventud sin ningún modelo… Al menos tenían uno en el aula: el crucifijo. Si éste también desaparece, sin valores y sin referentes, ¿cómo puede acabar la juventud?

En el nº 2.676 de Vida Nueva.

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