El cardenal Ambongo, procesado por la Justicia congoleña por criticar en la homilía pascual al Gobierno

Un fiscal de Kinshasa investiga al arzobispo por unas “declaraciones sediciosas” en las que ve “incitación a la población a la revuelta”

Según recoge ‘RFI’, el arzobispo de Kinshasa, el cardenal Fridolin Ambongo, está bajo la lupa de la Justicia de su país, República Democrática del Congo. De hecho, a instancias del Tribunal de Casación, Firmin M’Vonde, uno de los dos fiscales de la capital, ha abierto una causa en la que se le investiga por unas “declaraciones sediciosas” en las que habría incurrido en “falsos rumores, incitación a la población a la revuelta y atentado contra la vida humana”.



Según el citado medio, la crisis se abrió en la misa que el prelado presidió el pasado 31 de marzo, Domingo de Pascua, en cuya homilía se mostró extremadamente crítico con el régimen de Félix Tshisekedi. Así, en su intervención lamentó que, mientras la violencia campa a sus anchas en buena parte del territorio (especialmente en el norte y en el este, donde milicias como el M23 o la ADF siembran el caos y dejan un reguero de asesinados y desplazados), el país permanece “desarmado”, siendo “la realidad” que son una nación que “no tiene ejército” con el que “defender su integridad”.

Pisotean a los ciudadanos

Además, Ambongo, uno de los purpurados que forman parte del C-9, el consejo cardenalicio que aconseja al Papa en la reforma eclesial, no dudó en denunciar que “el poder judicial es el primer órgano que pisotea los derechos de los ciudadanos de a pie”. Sin olvidar la mala gestión económica del Ejecutivo, por la que la población sufre una crisis global. Hasta el punto de que “sabemos muy bien que el nuestro es hoy un país en agonía, un gran enfermo en un estado comatoso”.

A esta homilía se sumaron unas polémicas declaraciones a ‘Fides’ en las que el cardenal habría acusado a Tshisekedi de armar a la milicia de Wazalendo y a los rebeldes hutus ruandeses de las FDLR para enfrentarse al M23. Eso sí, a las pocas horas, a instancias del purpurado, que alegó que se había tratado de una traducción incorrecta, la propia agencia misionera aclaró que ese no era el sentir de Ambongo.

Evitar la complicidad

Sin embargo, todos estos pronunciamientos serán ahora investigados por la fiscalía local, que entiende que el cardenal “ha violado deliberadamente la conciencia de las personas”. De ahí que no tenga más remedio que actuar, pues su “inactividad” podría ser “considerada como complicidad”.

Ya a las dos semanas de su homilía pascual, cuando, el 14 de abril, Ambongo quiso salir de la capital, este denunció haber sufrido “un trato degradante” en el aeropuerto por parte de las autoridades del recinto. Entonces, un comunicado de la Archidiócesis de Kinshasa lo achacó a las primeras consecuencias por sus “pronunciamientos proféticos”. Parece claro que no van a ser las últimas.

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