Lluvia

(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)

“Ya se sabe que, cuando hay poca comida, los que más sufren son los niños. Primero comen los hombres, luego las mujeres y lo que sobra se deja para los más pequeños. Me comenta Bruno, mi compañero de comunidad, hermano y enfermero, que lleva adelante un proyecto de clínica móvil por las aldeas del Tonko Limba, que este año está teniendo más niños malnutridos que en años anteriores y mucho antes”

Llegaron la lluvias y, con ellas, el tiempo de la siembra: primero los cacahuetes, luego los semilleros de arroz que más tarde se trasplantará a los arrozales, y maíz, y mijo… Es trabajo duro, en el que participan desde los más pequeños a los más ancianos. Sembrar, quitar hierbas y construir las atalayas de cañas y paja donde los más pequeños pasarán días enteros espantando a los pájaros y a los roedores que intenten comerse la cosecha.

Esta estación de las lluvias se conoce como “el tiempo de hambre”, no tanto porque no se coma, sino porque cambia la dieta, la cantidad de alimento es menor y, sobre todo, porque durante unos tres meses desaparece casi toda la fruta. Se ha plantado el último arroz que se tenía almacenado y se comen patatas dulces hervidas con algo de aceite de palmera para sobrevivir estos meses.

Ya se sabe que, cuando hay poca comida, los que más sufren son los niños. Primero comen los hombres, luego las mujeres y lo que sobra se deja para los más pequeños. Me comenta Bruno, mi compañero de comunidad, hermano y enfermero, que lleva adelante un proyecto de clínica móvil por las aldeas del Tonko Limba, que este año está teniendo más niños malnutridos que en años anteriores y mucho antes de lo que es normal: agosto y septiembre. Añade que no había visto tantos desde los tiempos de la guerra. De hecho, está reiniciando un programa para la recuperación de estos niños y niñas, programa que con la llegada de la paz y la normalización del país se había cerrado por no ser necesario.

Curiosamente, después de seis años de paz, vuelven a aparecer gran número de niños malnutridos; hay hambre como no la había desde la guerra, y los inversores siguen especulando con vidas humanas.

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