Editorial

Gracias por vuestra fidelidad y confianza

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Publicado en el nº 2.601 de Vida Nueva (Del 16 al 22 de febrero de 2008).

Cumplimos 50 años. Número redondo, efeméride de oro. Medio siglo contando el acontecer del mundo y de la Iglesia, ofreciendo claves y comentarios, ayudando a una lectura creyente de la realidad. Medio siglo es mucho, pero, ante todo, es un aval para quienes hoy componemos la familia de esta revista. Ha pasado el Concilio Vaticano II y su aire primaveral en la Iglesia. Ha pasado en España una etapa de transición política y de consolidación democrática que ha marcado la historia de nuestro país. El mundo entero y la Iglesia no son los mismos hoy que hace cincuenta años. Ha pasado una importante etapa en la que Vida Nueva ha sido una referencia importante para conocer el pulso de la Iglesia y del mundo desde las claves del Evangelio y de la Iglesia. Desde sus inicios quiso ser una voz dentro de ella y hoy desea renovar su identidad. Busca ser una palabra evangélica, eclesial y siempre propositiva. Éste es nuestro estilo y éste debe de ser nuestro camino en la Iglesia y en el mundo.

El Evangelio es el marco de referencia de quienes desde una u otra responsabilidad hacemos cada semana Vida Nueva. Desde la empresa editora hasta el último de los lectores en cualquier rincón del mundo a donde llegamos. No pretendemos otra cosa que servir a la construcción del Reino desde el servicio de la información seria, veraz, abierta, plural y siempre untada por los valores del Evangelio. No queremos otro estilo que no sea el de la búsqueda de la verdad de Dios y de la verdad del hombre, según su estilo, su forma, su manera.

Es nuestro deseo y nuestro propósito.

En segundo lugar es en la Iglesia en donde Vida Nueva desea caminar, con el Concilio Vaticano II como la mejor de las banderas. No es una revista para eclesiásticos, sino una revista eclesial que vive la comunión desde la pluralidad y no desde la uniformidad. Este proyecto informativo, al igual que la propia Iglesia, tiene en cuenta, siguiendo la Gaudium et Spes, que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. Vida Nueva recoge esta sintonía y a ella desea servir.

Y en tercer lugar busca ser una palabra, además de evangélica y eclesial, comprometida. No queremos ver las cosas blancas o negras. Buscamos proponer siempre. Buscamos ser una voz nueva, fresca y que supere la diatriba y el enfrentamiento. Hoy más que nunca creemos que tenemos algo que decir, y lo vamos a decir con profesionalidad, libertad y respeto.

Gracias a los lectores de antes y de ahora; a la empresa editora; al Consejo Editorial, al Consejo de Redacción, a quienes semana tras semana van haciendo la revista como colaboradores y corresponsales; a los anunciantes, a todos los que, de una u otra forma, están unidos a este proyecto ilusionante. El lema Una palabra comprometida en la Iglesia acompaña desde este 50 aniversario la cabecera de Vida Nueva. Gracias por este medio siglo de confianza.