El futuro reclama un debate “público y transparente”

El presidente de la COMECE hace balance de las elecciones al Parlamento Europeo

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J. L. CELADA | En las elecciones al Parlamento Europeo, celebradas a finales del pasado mayo, una inmensa mayoría de los ciudadanos del Viejo Continente otorgó su apoyo a candidatos proeuropeos, lo que permitirá que esta institución pueda “proseguir su trabajo en beneficio de todos los europeos con hombres y mujeres dedicados y competentes”, se felicita el cardenal Reinhard Marx.

Sin embargo, el presidente de la Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) se muestra preocupado por el “crecimiento relativamente grande” en el número de escrutinios obtenidos por “partidos que rechazan el proyecto de integración europea y que, incluso, han sido capaces de reunir la mayoría de votos en algunos estados miembros, como Francia, Dinamarca y el Reino Unido”. “Algunos de estos partidos no son solo populistas, sino nacionalistas y xenófobos –advierte–, una actitud que es inaceptable para los cristianos y que amenaza la convivencia pacífica de los pueblos”.

cardenal Reinhard Marx arzobispo de Munich y presidente COMECE

El presidente de la COMECE, cardenal Marx.

En una declaración hecha pública a los pocos días de conocerse los resultados, el purpurado alemán admite que “todavía es demasiado pronto para realizar un análisis en profundidad” de los mismos, porque las razones del auge de tales formaciones políticas son ciertamente “diversas”. Ahora bien, precisamente por ello, Marx defiende que, “en el futuro, va a ser más importante que nunca debatir sobre los asuntos europeos que afectan a todos los ciudadanos de una manera pública y transparente”.

Algo que, a su juicio, es “válido tanto para los políticos afectados como para la cobertura mediática que se haga de Europa y de la política europea”. “No basta con hacer de ‘Bruselas’ el chivo expiatorio de nuestro malestar político”, reconoce el presidente de la COMECE, para quien, “sean cuales sean las críticas sobre ciertos puntos, Europa es y seguirá siendo un proyecto de paz y de reconciliación, razón por la que este proyecto es acompañado y apoyado positivamente por la Iglesia católica”.

Más adelante, el cardenal Marx sostiene que conocer y presentar los resultados de los recientes comicios “no es un fin en sí mismo, sino, más bien, el inicio de un proceso de renovación al frente de las instituciones de la Unión Europea”.

Así, durante las próximas semanas, se procederá a la constitución de los diferentes grupos políticos dentro del Parlamento Europeo, y los jefes de Estado y de Gobierno propondrán un nuevo presidente para la Comisión, que, como el resto de sus miembros, será elegido e investido por el propio Parlamento. Finalmente, ya en otoño, se procederá a elegir un nuevo presidente del Consejo Europeo. Escribe el presidente de la COMECE:

Confío en que los partidos políticos y los estados se pongan rápidamente de acuerdo sobre los nombramientos para estos puestos clave.

Su mensaje concluye recordando que, “en última instancia, el éxito de la labor política en favor del bien común europeo dependerá de todos los ciudadanos, especialmente de los cristianos comprometidos”. “Este trabajo en Europa –exhorta Marx– no ha hecho más que comenzar”.

También para la COMECE, que, por boca de su presidente, manifiesta su voluntad de “continuar acompañando la política europea de manera crítica y constructiva, sobre la base de la Doctrina Social de la Iglesia y la oración”.
 

Preocupaciones episcopales

En vísperas de esta nueva convocatoria electoral, la propia COMECE hizo pública otra declaración en la que ponía encima de la mesa algunas propuestas sobre los que considera objetos prioritarios de preocupación, y que Marx vuelve aquí a recordar:

  • Políticas que hagan de la dignidad humana en el sentido más amplio su principio de acción.
  • Una reorientación de la economía de acuerdo con los principios de la economía social de mercado.
  • Acuerdos comerciales que sirvan a los europeos, pero teniendo en cuenta la situación en otros continentes, como África”.
  • Determinación en la lucha contra el paro, especialmente el juvenil.
  • Una política migratoria “justa y equitativa”, destinada a prevenir futuros desastres como el de Lampedusa.
  • Medidas enérgeticas que garanticen el cuidado del clima y las políticas globales de sostenibilidad.
  • Preservar la paz y la seguridad en Europa y en los países vecinos.

En el nº 2.897 de Vida Nueva

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