El Vaticano pide a los musulmanes un “rechazo de la guerra inequívoco” en este Ramadán

El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso ha enviado su tradicional mensaje a los fieles del islam ante su mes más espiritual

Celebración del Ramadán foto archivo

Ante el inicio del Ramadán y la fiesta del ‘Id al-Fitr, como es habitual, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los musulmanes de todo el mundo un mensaje de felicitación con el título “Cristianos y musulmanes: apagad el fuego de la guerra y encended la vela de la paz”. El texto, firmado, por el prefecto el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot y el secretario, Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage, invita a todos los fieles: “unámonos para apagar el fuego del odio, la violencia y la guerra, y encendamos en su lugar la suave vela de la paz, recurriendo a los recursos para la paz que están presentes en nuestras ricas tradiciones humanas y religiosas”.



Rechazo inequívoco de la guerra

En este mes penitencial, el Vaticano comparte su preocupación de que “el creciente número de conflictos en nuestros días, que van desde combates militares hasta enfrentamientos armados de diversa intensidad en los que participan Estados, organizaciones criminales, bandas armadas y civiles, ha llegado a ser verdaderamente alarmante”. Entre las causas de este conflicto junto a las “ambiciones geopolíticas y los intereses económicos” están “los efectos devastadores del uso de estas armas en la guerra, otros se alegran cínicamente del gran beneficio económico que se deriva de este comercio inmoral”.

Más allá de esta situación, prosigue el mensaje, “podemos estar agradecidos de que también poseemos inmensos recursos humanos y religiosos para hacer avanzar la paz. El deseo de paz y seguridad está profundamente arraigado en el alma de toda persona de buena voluntad, ya que nadie puede dejar de ver los trágicos efectos de la guerra en la pérdida de vidas humanas, el número de heridos graves y la multitud de huérfanos y viudas”, añade apuntando a la situación de los desplazados. “La condena y el rechazo de la guerra deben ser inequívocos: toda guerra es fratricida, inútil, insensata y oscura. En la guerra, todos pierden”. Y es que “todas las religiones, cada una a su manera, consideran que la vida humana es sagrada y, por tanto, digna de respeto y protección”.

“Un sentido reavivado del respeto a esta dignidad fundamental del don de la vida contribuirá a la convicción de que hay que rechazar la guerra y apreciar la paz”, añade el texto invitando a la formación de la conciencia. “La paz es un don divino, pero al mismo tiempo el fruto del esfuerzo humano, especialmente en la preparación de las condiciones necesarias para su establecimiento y conservación”, reiteran.

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