El obispo de Getafe, en la JMJ: “Dejemos de ser comodones. No descartéis a nadie por pensar distinto”

El colegio de los maristas de Cascais acoge una catequesis con más de tres mil peregrinos

Algo -o mucho- ha cambiado en las catequesis de la Jornada Mundial de la Juventud. No solo porque se llamen ‘Rise up’. La dinámica ha dado pasos hacia adelante, para que no sean unas charlas para jóvenes, sino un encuentro hacia Jesús con los jóvenes. Al menos así se palpó esta mañana en el colegio de los maristas de Cascais. Unos tres mil peregrinos que no solo acudieron a escuchar al obispo de Getafe, Ginés García Beltrán.



No fueron espectadores. Desde el primer minuto participaron. Prueba de ello es que la oración inicial no la llevaba un agente de pastoral con canas. No. Fueron los propios jóvenes los que invitaron a adentrase en el silencio, a empaparse de una danza contemplativa, a escuchar la Palabra de Dios. Todo, de la mano del Movimiento Consolación para el Mundo.

Levantarnos como María

“Tenemos que levantarnos de muchas cosas que nos hacen comodones, que nos hacen quedarnos en el sofá, como nos dice tantas veces el Papa Francisco, para salir al encuentro con Dios y de los demás”, expuso García Beltrán nada más tomar la palabra en su catequesis, partiendo del lema de esta JMJ que se centra en la capacidad de María de salir en ayuda de su prima Isabel.

Frente al egoísmo, el obispo de Getafe invitó a los peregrinos a salir de sí mismos, “a entrar en diálogo con los demás, desde el amor”. “No descartéis a nadie porque piense y siente distinto a lo que pienso yo, porque es diferente a mí. Muchas veces excluimos al otro con el pensamiento y con el deseo, y eso se transforma en gestos de exclusión”, alertó. Es más, compartió con los jóvenes que a menudo “hacemos un juicio sumarísimo al otro”. “Pero, ¿Dios cómo nos quiere? Desde el Amor fundante es donde aparece la verdad y la misericordia. La medida del amor está en servicio a los demás”, sentenció.

A partir de ahí, se detuvo en la necesidad de vivir la ecología integral a la que invita el Papa Francisco a través de la encíclica Laudato si’: “No podemos generar residuos, no podemos acabar con la naturaleza, pero tampoco podemos excluir a ningún hombre, porque la vida del ser humano no vale por lo que hace, sino por lo que es”.

Defensa de la vida

Con este punto de partida, el obispo hizo un llamamiento a la defensa de la vida “desde el nacimiento a la muerte natural”. “Ningún ser humano puede ser de cuarta o quinta clase”, señaló, subrayando el diálogo intergeneracional: “Los mayores no son gagás, son nuestra experiencia”.

Coreado tras su primera intervención, a partir de ahí los jóvenes iniciaron un turno de preguntas. Entre ellas, le interpelaron sobre cómo vivir la fe cristiana cuando se siente rechazo dentro y fuera de la Iglesia. “Lejos de quedarnos en el miedo o que nos persiguen, debemos proponer sencillamente lo que vive mi corazón. Muchos de nuestros amigos rechazan la fe porque simplemente lo dice Twitter, pero si somos capaces de generar interrogantes en el otro, comienzan a plantearse su vida”, expuso el pastor.

Interrogado sobre la importancia de la misa en la vida de un cristiano, explicó que “la eucaristía no es una norma impuesta de la Iglesia, la eucaristía es Cristo presente. Si de verdad estás enamorado de alguien, buscas estar con esa persona. Si quieres a Dios, tienes que poner a Dios en el centro de tu vida”.

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