Montserrat Torrent, las manos de la plenitud sonora

Al regresar de Salamanca, donde ha presentado su último disco, Los órganos de la catedral de Salamanca (Sello Cathedralis) y dado una lección magistral con los realejos de la Catedral Vieja, Montserrat Torrent (Barcelona, 1926) responde a Vida Nueva. “La música ha sido la guía espiritual de mi vida, y el órgano, el mejor vehículo de comunicación con los que escuchan”, escribe.



Pese a su sordera, “la dama del órgano” –como la define el periodista Albert Torrens– es, a sus 97 años, la intérprete en activo más longeva en España y en el mundo. “Físicamente estoy llena de dolencias –reconoce–, pero, al sentarme en el banco de un órgano, la parte física desaparece y aflora una sensibilidad llena de paz y de plena satisfacción”.

Alguna vez ha declarado que “solo Dios me hará apagar el motor”, porque, frente al órgano, Torrent –Premio Nacional de Música 2021– es todo un misterio. ¿De dónde sale esa energía? “Si la sangre dejase de correr por mis venas moriría, sin nutrirme de música a diario también moriría de añoranza y de tristeza, así es que ni me planteo el dejar de tocar –contesta–. Creo que el motor se apagará con mi último latido y, si Dios quiere nuestro bien, estoy convencida de ello, me dará fuerzas para seguir tocando y respirando con la música. Dios me ayuda con su fuerza inmaterial, la música y el órgano me hacen sentir plenitud vital”.

La fe, también interpreta

El órgano es el gran instrumento de la liturgia. Dios, la fe, también interpreta. “La fe me ha hecho sentir la trascendencia de las notas que el autor nos ha transmitido en sus obras”, admite. Si bien advierte: “La fe es un sentimiento íntimo oscilante, según las circunstancias que la vida nos ofrece. Imprescindible ante la ausencia de los seres queridos, nos da la esperanza de un reencuentro. Ante la maldad del ser humano y aun creyendo que Dios nos ha creado libres, te preguntas el porqué de tanta maldad y dudas”.

Como manifiesta, “sin duda alguna, el repertorio sacro es el lenguaje de las voces del órgano”, pero Torrent, además, interpreta a otros compositores y reivindica el órgano también fuera de los templos. “Actualmente muchos compositores escriben obras puramente musicales y también en la antigüedad se escribía música para deleytar –apunta–. Si tenemos en cuenta que la música se escuchaba en la Corte y en la Iglesia, también la música profana tenía cabida en ella fuera de los actos litúrgicos”.

Bach, su preferido

Ella, aun así, prefiere a Bach. Siempre a Bach. “No obstante el gran coloso de todos los tiempos es Johann Sebastian Bach. Me reitero en lo que no me canso de escribir. Ciertas páginas de su inmensa obra fueron escritas por la mano de Dios. Nada nos puede conmover tanto como sus corales, cantatas, pasiones en las que lo divino trasciende a lo humano”, afirma. “Otro compositor que también tiene una importancia capital en mi vida musical –prosigue– es Francisco Correa de Arauxo. Hay algo fascinante en su escritura que nos convulsiona el alma, sin llegar a lo divino”.

Ningún concierto suyo es idéntico. “El repertorio lo escojo según en qué órgano lo tengo que interpretar. Es básico saber su disposición. Después elijo las obras que interpretaré. Como puede deducirse, esto implica que cada concierto conlleva un programa y su estudio concienzudo. Con los años adquieres conocimiento de más autores y nuevas obras y, poco a poco, el conocimiento cultural se engrandece”, manifiesta.

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