“Era y siguió siendo completamente humano, incluso en la cátedra de Pedro”. Así habla de Benedicto XVI el que fuera durante años su secretario personal, el arzobispo alemán Georg Gänswein, en un obituario escrito para el periódico Bild tras la muerte del Papa emérito.
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Gänswein toma distancia de las críticas de las que fue objeto Benedicto XVI al asegurar que él “no fue un actor papal y menos aún un autómata papal indiferente. Fue y siguió siendo plenamente humano, incluso en la cátedra de Pedro”. Destaca que como “occidental por excelencia”, Benedicto XVI encarnó la riqueza de la tradición católica como ninguna otra persona; si bien, añade, “al mismo tiempo, abrió con gran audacia la puerta a un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia al quitarse libremente su anillo del pescador, pero continuando llevando su nombre como Papa emérito”.
Un paso revolucionario
Valorando la renuncia, añade, que “nunca se había dado un paso así. Por lo tanto, no es de extrañar que algunos lo consideraran revolucionario, mientras que otros lo veían como una desmitificación del papado, o simplemente como algo que lo hacía más humano”. Como destaca de sus viajes como el encuentro con las víctimas de abusos en Malta en 2010, des que escribe: “El Papa escuchó en silencio y consoló los corazones atribulados de los afectados. Su mera presencia y las lágrimas que no pudo reprimir hicieron más que las palabras”. “La vergüenza de lo ocurrido llevó al Santo Padre a afirmar que haría todo lo posible para que estos casos no volvieran a repetirse”, añade el secretario.
Y es que Gänswein desmienta también otros rumores frente a su renuncia. Asegura que Benedicto XVI no dimitió al final por la traición de su “pobre y descarriado ayuda de cámara” ni por la llamada crisis del “Vatileaks”. Según asegura el secretario, “este escándalo era demasiado pequeño para eso y este paso milenario bien meditado de Benedicto XVI era mucho más grande”. Para el arzobispo, Ratzinger “ha renovado este cargo en un acto de extraordinaria audacia, y lo ha potenciado con lo último de sus fuerzas”. “Estoy convencido de que la historia lo demostrará”, sentencia.
