Ernesto Brotóns: “La felicidad es la consecuencia de una vida entregada”

Obispo de Plasencia

Ernesto Brotóns es el nuevo obispo de Plasencia. El sacerdote maño, de 54 años, asumirá el pastoreo de la diócesis solo siete meses después de que José Luis Retana saliera para encargarse de Salamanca y Ciudad Rodrigo. El hasta ahora director del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) conversa con Vida Nueva sobre su nueva misión.



PREGUNTA.- No es la primera vez que se escucha hablar de usted como futuro obispo…

RESPUESTA.- A veces se escuchan rumores, pero siempre los he considerado fake news. Nunca me he visto como candidato, de hecho, cuando me llamó el nuncio me pasé toda la conversación balbuceando (se ríe). Me considero un hombre pequeño, pero me conforta que el Papa haya confiado en mí.

P.- Ha sido párroco rural y ahora le toca ser obispo rural…

R.- Comencé llevando nueve parroquias de la comarca de Campos Romanos, en lo que hoy llamamos tan comúnmente la España vaciada. Algunos de ellos hoy apenas cuentan con tres habitantes. Sin embargo, estoy convencido de que los pueblos pueden ser pequeños, pero nunca menores en dignidad y derechos. Recuerdo ese tiempo con gran cariño, porque de los pueblos emana una riqueza humana y evangélica impresionante.

Patrimonio humano

P.- ¿Hay esperanza para la España vaciada?

R.- Sí. En medio del envejecimiento de la población y la despoblación, hay intentos por recuperar la vida del mundo rural, con muchas iniciativas, plataformas, asociaciones que están apostando por sus pueblos y que quieren llenarlos de vida y redescubrir todo ese patrimonio humano, no solo el cultural y artístico. Los pueblos tienen mucho que ofrecer, porque saben mucho de esa espiritualidad que tanto busca la gente en este mundo loco en el que vivimos todos corriendo a golpe de agenda.

P.- Deja la dirección del CRETA justo en su 50 aniversario. ¿Qué ha aprendido?

R.- Lo primero, rostros. Lo más importante de las instituciones son siempre las personas. Luego me llevo lógicamente la satisfacción del trabajo realizado y el esfuerzo compartido. Hemos conseguido dar pasos muy importantes en lo que significa el centro, dejando de estar centrado en seminaristas para abrirnos a laicos y religiosos. El CRETA seguirá creciendo porque tiene que ser una prioridad de nuestras comunidades la formación y la teología.

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