Vicente Ribas Prats ya es obispo de Ibiza y Formentera. El nuevo prelado –dirigiéndose por primera vez a sus diocesanos tras ser ordenado por Bernardito Auza, nuncio apostólico en España– ha hecho esta mañana, durante su toma de posesión, un llamamiento para continuar con la obra encomendada por Jesucristo en la sociedad actual; una sociedad llena de retos y oportunidades puestas de manifiesto en la convocatoria del Sínodo de la Sinodalidad.
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El mitrado ha señalado la importancia de lo que significa este Sínodo, este “caminar juntos”. Por ello le ha dedicado palabras de agradecimiento al Papa por haberle nombrado obispo en medio del mismo, ya que el “caminar juntos” dará frutos que abrirán nuevos modos de vivir con mayor fidelidad.
El recinto ferial de Ibiza ha sido el lugar elegido para la ordenación por razones de espacio. Hasta allí se han desplazado una veintena de obispos, con el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia; y el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, a la cabeza, que han querido arropar al hasta ahora administrador diocesano, nombrado obispo de Ibiza por el papa Francisco el pasado 13 de octubre.
Ser signo del amor de Dios
En la homilía, el nuncio ha destacado la labor de Vicente Juan Segura, predecesor de Ribas, y ha indicado que “la misión” del nuevo obispo a partir de hoy es “la de transmitir fielmente lo que la Iglesia ha recibido del Señor”. También ha recalcado a su vez que “un obispo siempre ha de andar vigilante: nunca duerme”.
Al mismo tiempo, ha resaltado que “el ministerio episcopal es una tarea que ha de realizarse con colaboradores”. Así, “si bien es cierto que hay sufrimientos inherentes a tarea episcopal, también lo es que el Señor está siempre acompañando”. Auza ha concluido su sermón pidiéndole a santa María de las Nieves, patrona de la diócesis, que ayude a Ribas y a toda la Iglesia a vivir con plenitud su vocación: ser signo de amor de Dios.
Por otro lado, Prats, durante su intervención, ha afirmado que su nombramiento no es un reconocimiento a su persona, sino a labor de toda la Iglesia de Ibiza y Formentera. Asimismo, ha agradecido a todos su entrega, servicio, disponibilidad y testimonio. Tampoco se ha olvidado de su familia y amigos de quienes, según dijo, son un gran regalo de Dios. A su vez, ha aprovechado para agradecer a las distintas autoridades que habían asistido, ya que la diócesis, a través de todos, testimonia la fe y la fidelidad al Evangelio.
