Julián Carrón dimite como presidente de Comunión y Liberación

En una carta, explica que su decisión viene determinada por su deseo de “favorecer el cambio de guía al que nos llama el Santo Padre”

Julián Carrón dimite como presidente de Comunión y Liberación pese a ser reelegido en marzo de 2020. El sacerdote español ha anunciado hoy a la Fraternidad su decisión a través de una carta escrita desde Milán. Su renuncia viene determinada por su deseo de “favorecer que el cambio de guía al que nos llama el Santo Padre se desarrolle con la libertad que dicho proceso requiere”.



La realidad es que el pasado 11 de septiembre entró en vigor el nuevo decreto general para las asociaciones de fieles promulgado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Este regula el ejercicio de gobierno de estas asociaciones y establece que “los mandatos en el órgano central de gobierno a nivel internacional pueden tener una duración máxima de cinco años cada uno” y que “una misma persona puede ocupar cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional por un período máximo de diez años consecutivos”.

Asimismo, el decreto también establece que “las asociaciones en las que, en el momento de la entrada en vigor del presente Decreto, los cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional estén conferidos a miembros que hayan superado los límites establecidos, deberán prever nuevas elecciones en un plazo máximo de veinticuatro meses a partir de la entrada en vigor del presente Decreto”, es decir antes del 11 de septiembre de 2023.

Más de 10 años de presidente

Como Carrón es presidente desde hace más de diez años, ha decidido dimitir. “En este momento tan delicado de la vida del movimiento, he decidido presentar mi dimisión para favorecer que el cambio de guía al que nos llama el Santo Padre –mediante el Decreto sobre el ejercicio de gobierno en el seno de los movimientos– se desarrolle con la libertad que dicho proceso requiere”, ha explicado en su misiva. Del mismo modo, ha añadido: “Esto llevará a cada uno a asumir en primera persona la responsabilidad del carisma”.

La renuncia se produce apenas dos meses después de que el papa Francisco interviniera los Memores Domini, la asociación, nacida en el seno de Comunión y Liberación, reconocida por estar al cuidado de Benedicto XVI. Y es que cuatro laicas consagradas conviven con el papa emérito. El Pontífice ordenó un cambio en la gestión de la asociación eliminando al actual gobierno general. Por eso, nombró a Filippo Santoro, arzobispo de Taranto (Italia), como delegado especial, y al Gianfranco Ghirlanda, SJ, asistente pontificio para los asuntos canónicos.

Para el sacerdote –según continúa su carta–, “ha sido un honor para mí ejercer este servicio durante años, un honor que me llena de humillación por mis límites y por si hubiera faltado a mi deber con alguno de vosotros. Doy gracias a Dios por el don de la compañía de la que he podido disfrutar, ante el espectáculo de vuestro testimonio cotidiano, del que he aprendido constantemente y del que quiero seguir aprendiendo”.

En el mismo sentido, agrega: “Os deseo que podáis vivir esta circunstancia como ocasión para crecer en vuestra autoconciencia eclesial, para poder seguir testimoniando la gracia del carisma donado por el Espíritu Santo a don Giussani, que hace de Cristo una presencia real, persuasiva y determinante, que ha atravesado nuestra persona, arrastrándonos dentro de un flujo de vida nueva, para nosotros y para el mundo entero”.

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