La Iglesia en la Convención de Cambio Climático

El sacerdote carmelita Eduardo Agosta Scarel participó en la Convención sobre el Cambio Climático (COP26), organizada por las Naciones Unidas, en Glasgow

En diálogo con la periodista Guadalupe García Corigliano, de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), el carmelita Eduardo Agosta Scarel, oc, compartió sus conclusiones sobre la 26° Conferencia de Naciones Unidad sobre el Cambio Climático (COP26).



El fraile argentino participó de esta Convención como asesor del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano y como miembro de una ONG carmelita.

Aseguró estar de acuerdo con el mensaje enviado por el papa Francisco a la Convención, no sólo por marcar la línea de acción del Vaticano como Estado observador de la ONU, sino también por el mensaje pastoral que reclama cambiar estilos de vida y de consumo.

Desde su opinión, esta COP tiene algo de positividad. “El cambio climático ya no es una teoría alocada de los científicos, sino que es palpable. Nos estamos llevando por delante la tierra”, expresó el religioso. Los gobiernos venían postergando sus decisiones, y ahora parece haber voluntad política porque la realidad se impone.

Adelantó que la expectativa está puesta en el 2030, con una fuerte reducción de CO2. El objetivo es poner al servicio de los países tecnologías, recursos financieros y conocimientos para el desarrollo de energías alternativas no contaminantes.

Argentina y la crisis climática

El religioso consideró que en la Argentina aún falta conciencia de la urgencia de la crisis climática: “… esto no es un discurso, un relato o una moda. A veces se mezclan ideologías de izquierda con el movimiento climático. Pero esto no es un ecologismo verde inventado para destruir el mercado y la modernidad”, señaló.

Asimismo, agregó que el católico debe sentirse hijo de la tierra; Dios lo puso en ella para cuidarla y para amarla, con dos cualidades: el amor y “la capacidad de apasionarnos por el cuidado y la protección de los débiles y la creación”; y la inteligencia, como recurso para diseñar y ofrecer herramientas y poder cambiar el rumbo. Invita a conjugar ambas cosas: estar en contacto con la naturaleza destruida y no ser insensibles con los pobres.

Agosta Scarel afirmó que, como científico, a veces pierde la esperanza porque los datos son crudos. Pero apuesta a una “transformación de la cultura del consumo, del descarte y de la abundancia”, para superar la crisis y preservar los dones de la tierra.

 

Fuente: AICA
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