El 13 de mayo se celebra el Día Mundial de la Educación Católica. Esta jornada surge de diferentes organizaciones internacionales vinculadas a la enseñanza católica para desarrollar el impulso del papa Francisco para alcanzar un Pacto Educativo Global. Por ello se ha acordado su celebración en el día tradicional de la Ascensión, a los 40 días de la Pascua. Con este motivo, Vida Nueva repasa las claves y retos que tiene esta escuela confesional en este 2021.
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1. Tras la pandemia
Para Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas, la celebración de este día es “una oportunidad para reconocer la labor de una escuela que ha sabido responder a la pandemia mundial”. Si en España la vuelta a las aulas se ha normalizado de diferentes maneras, hay en zonas del mundo donde las escuelas permanecen cerradas y la barrera digital se ha evidenciado como nunca.
2. 62 millones de alumnos
El Informe Global sobre Educación Católica 2021 estima que son 61,7 millones de escolares en el mundo los que estudian en centros católicos en etapas obligatorias. Según recoge Escuelas Católica, 35 millones de alumnos corresponden a la Educación Primaria y más de 6,5 millones en enseñanzas medias y superiores no obligatorias.
Además, las escuelas católicas están especialmente presentes en países de bajos ingresos, donde uno de cada siete estudiantes de la escuela primaria está en una escuela católica. En España, Escuelas Católicas y sus más de 1.900 centros han animado a valorar la aportación de la “escuela católica a su entorno, así como dando a conocer su compromiso con la transformación social y personal”.
3. Más que alumnos
El alumnado es el centro de una escuela, el protagonista de su camino. Junto a los escolares están profesores, equipos directivos, familias, personal de servicio y toda la comunidad educativa en general. La escuela católica se ocupa de llegar a todos y valorar su papel en la educación y al servicio de la sociedad. En tiempos en los que se han puesto de manifiesto quiénes son trabajadores esenciales, el mundo escolar ha brillado con luz propia.
4. Al servicio de la evangelización
Huerta señala que con la celebración de este Día Mundial “en todo el mundo demos gracias por la misión evangelizadora de la escuela de ideario católico y además visibilicemos un modelo educativo que ha sabido responder a la complejidad de la situación derivada de la pandemia mundial por el coronavirus”.
5. Lugar de fraternidad
La pandemia debe ser un impulso para reforzar la escuela como lugar de encuentro y de vivencia de la fraternidad universal. Señala el papa Francisco en ‘Fratelli tutti’ que las familias están “llamadas a una misión educativa primaria e imprescindible”. A su lado, “los educadores y los formadores que, en la escuela o en los diferentes centros de asociación infantil y juvenil, tienen la ardua tarea de educar a los niños y jóvenes, están llamados a tomar conciencia de que su responsabilidad tiene que ver con las dimensiones morales, espirituales y sociales de la persona”.
