La pandemia ha trastocado los planes de Navidad de medio mundo. También los del Vaticano y el papa Francisco que ha celebrado la Misa del Gallo con aforo limitado y ha impartido la bendición Urbi et Orbi desde una renovada sala del Palacio Apostólico del Vaticano. Unos cambios que, para el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, no ha cambiado el sentido de la Navidad, “la llegada del Salvador”.
- DOCUMENTO: Texto íntegro de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco (PDF)
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Una nueva cercanía
“La pandemia ha puesto al descubierto nuestras debilidades, nuestras vulnerabilidades, nuestras debilidades, nuestra necesidad de ser rescatados y nuestra incapacidad para salvarnos”, ha declarado a RSI, la radiotelevisión suiza. El cardenal señala que la pandemia “ha impuesto notables restricciones también a los contactos con los fieles, pero el Santo Padre ha sabido reaccionar a estas limitaciones ante todo haciéndose cercano, a través de los nuevos medios de comunicación, a todos los fieles y a todos los hombres de buena voluntad que buscaban una luz, una fuente de inspiración, una palabra de aliento y lo ha hecho precisamente en este sentido, tratando de suscitar en todos la esperanza, de no dejar caer sus brazos que es una imagen presente también en el Antiguo Testamento con respecto al pueblo de Israel, sino de seguir esperando”.
Para Parolin, esta esperanza “significa al mismo tiempo comprometerse personal y comunitariamente, superando incluso esta situación para responder a las necesidades de todos aquellos que están en necesidad”. Según ha confirmado el Secretario de Estado, “el Papa vive este momento de restricción, pero no de tal manera como para impedirle ejercer su ministerio al servicio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.
