El papa Francisco saluda al Santuario del Padre Hurtado en Chile para dar “esperanza a los que están al margen del camino”

A través de una carta personal dirigida al jesuita Jorge Muñoz, rector del Santuario del Padre Hurtado, en Santiago de Chile, el Papa Francisco se une a la celebración de los 25 años de su fundación.



“Recuerdo mi viaje a Chile, dice el Papa, cuando tuve la oportunidad de visitarlos y encontrarme con tantos rostros, diversos y al mismo tiempo unidos por una misma fe y un amigo en común: san Alberto Hurtado. La figura de este santo chileno, su vida y obra continúa iluminando el apostolado de muchos, y dando esperanza a tantos hermanos nuestros que se encuentran al margen del camino, que necesitan de una presencia cercana que los ayude a seguir adelante, sostenidos por el don de la fraternidad universal”.

La carta se extiende “a todos los trabajadores, voluntarios y peregrinos que se acercan a ese Santuario con el corazón lleno de esperanza” y les pide tener presente lo que Hurtado solía repetir: “Contento, Señor, contento”, a lo que agregaba, dice el Papa, “Y para estarlo decirle a Dios siempre: Sí, Padre”. “Que estas palabras continúen resonando en ustedes, que se reflejen en la vida de ese Santuario y en todas las actividades que se llevan a cabo, para que la alegría del Evangelio se irradie y llegue a todos”, invita el Papa.

Pan, techo y abrigo

El santuario está ubicado en el terreno del Hogar de Cristo, en un barrio popular de Santiago, densamente habitado. Sin embargo, el silencio, la belleza y sencillez del amplio espacio que rodea al santuario logran sobrecoger a los peregrinos. Fue inaugurado el 19 de noviembre de 1995, un año después de la beatificación del jesuita Alberto Hurtado por el Papa Juan Pablo II. Este mismo Papa en su visita a Chile, en 1987, rezó ante su tumba, en el templo parroquial que integra el conjunto en ese mismo terreno. Sus restos fueron trasladados desde allí al sarcófago de piedra que contiene tierra traída de todas las regiones de Chile instalado en la actual capilla donde se encuentra la tumba. Es una construcción circular de piedra rodeada de agua que cae constantemente en desniveles, lo que produce en el peregrino un ambiente propicio para la oración y el recogimiento.

La búsqueda de justicia social marcó la personalidad y la vida del padre Alberto Hurtado, sj, expresada en su constante preocupación por los más necesitados.  Durante una noche de lluvia, en 1944, se encontró con un hombre enfermo, mojado, que tiritaba de frío. En ese momento, decidió que esa realidad chilena no podía seguir ignorándose y comenzó las gestiones hasta fundar el 14 de octubre de 1944 el Hogar de Cristo, cuyo objetivo era brindar “pan, techo y abrigo” a los más pobres y excluidos, sello que se ha mantenido hasta ahora, involucrando el concepto de comprender la pobreza como la más profunda vulneración de los derechos humanos.

Dignidad y justicia para todos

El Hogar de Cristo aborda la pobreza y la exclusión social de forma multidimensional a través de estas líneas de trabajo: Inclusión Integral para Personas en Situación de Calle; Apoyo, Cuidado y Desarrollo de la Autonomía (que contiene las temáticas de Adulto Mayor y Discapacidad Mental); Protección Integral y Apoyo Terapéutico (que considera el trabajo Infanto-Adolescente y el Consumo Problemático de Alcohol y Otras Drogas); Educación Inicial; Reinserción Educativa y Trayectorias Laborales Inclusivas.

El mismo año 1994 de la beatificación del Padre Alberto Hurtado comenzó la construcción del Santuario que hoy conserva sus restos. El 23 de octubre de 2005, el Papa Benedicto XVI declaró al Padre Alberto Hurtado Santo de la Iglesia Católica. Tanto para quienes forman parte del Hogar de Cristo, como para la Iglesia chilena, su modelo de vida, su espiritualidad y su mística social siguen hoy llamando a trabajar por los más necesitados, buscando hacer de Chile un lugar más digno y justo para todos.

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