Los obispos de Colombia exigen poner fin a la “maquinaria de muerte”

La violencia no da tregua en Colombia. Consternados ante las masacres que continúan desangrando al país, y que en días pasados se cobró la vida de seis jóvenes en el departamento de Cauca y de cuatro personas en el departamento de Nariño –ambas en el suroccidente colombiano– los obispos de la presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha manifestado su dolor y solidaridad con las comunidades afectadas, en comunión con la arquidiócesis de Popayán y la diócesis de Tumaco, de las que hacían parte.



Un escenario desgarrador

“Es desgarrador constatar la extensa lista de asesinatos y atentados que, en diversos escenarios, han tenido lugar en el país en los últimos meses“, se lee en el comunicado firmado por el arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega (presidente de la CEC), el arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón Restrepo (vicepresidente de la CEC), y el obispo auxiliar de Medellín, Elkin Álvarez Botero (secretario general de la CEC).

Ante atrocidad de las agresiones contra la vida y la dignidad humana y sus “consecuencias humanitarias cada vez más graves para toda la nación”, los obispos colombianos demandan de todos los que siguen generando violencia “que pongan definitivamente fin a esta maquinaria de muerte“.

Defender la vida para alcanzar la paz

Saben bien que “no será posible alcanzar la paz si no se respeta y se defiende la vida”. Por eso los pastores reafirman que “la vida humana es sagrada y atentar contra ella es un crimen gravísimo“.

En consecuencia, los obispos levantan su voz para hacer un llamado al pueblo colombiano a “asumir un compromiso claro y valiente con la defensa de la vida“, reconociendo que esta tarea reclama la participación de instituciones públicas y privadas, entidades gubernamentales, de la sociedad civil y de las familias.

Justicia para las víctimas

De manera particular, la Iglesia exhorta a las autoridades competentes a que “fortalezcan las medidas de protección para las comunidades afectadas y avancen con diligencia en las correspondientes investigaciones y judicializaciones de los responsables de las masacres“.

Con iniciativas de solidaridad y apoyo a las poblaciones afectadas por la violencia en Colombia, que continúan bajo amenazas e incertidumbre, el episcopado colombiano también convoca a los católicos a “perseverar en la oración por la paz”, promoviendo acciones favorables a la reconciliación y a la defensa de la vida “como valor primario y fundamental de todas las personas”.

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