El Papa alienta la cuarentena contra el coronavirus: “Unidos con Cristo, nunca estamos solos”

Por segundo domingo consecutivo por la pandemia del coronavirus, el Papa dirigió la oración dominical del ángelus desde la biblioteca del palacio apostólico del Vaticano. “Renuevo mi cercanía con todos los enfermos y con quienes los cuidan”, expresó Francisco que puso en valor la labor en medio de esta crisis sanitaria, de “trabajadores y voluntarios operadores y voluntarios que ayudan a las personas que no pueden salir de la casa, y a aquellos que satisfacen las necesidades de los más pobres y sin hogar”. También hizo hincapié en la entrega de los sacerdotes por su “creatividad”, en tanto que “están pensando mil maneras de estar cercanos a su pueblo, con celo apostólico, cercanos a su pueblo”.



Las restricciones de movimiento decretadas por el Gobierno italiano y el respaldo de la Santa Sede de cerrar la plaza y la basílica de San Pedro al público hicieron que en esta ocasión ni tan siquiera se contemplaran fieles en los alrededores del Vaticano como en la semana anterior. De hecho, apenas unas horas antes de la oración, la Prefectura de la Casa Pontificia anunciaba que todos los actos papales de Semana Santa se realizarán por primera vez a puerta cerrada.

El valor de la comunión

En esta situación epidémica, en la que nos encontramos viviendo más o menos aislados, estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunión que une a todos los miembros de la Iglesia”, expresó el Papa tras la oración mariana.

“Unidos con Cristo nunca estamos solos, sino que formamos un solo Cuerpo”, alentó a los cristianos, a los que invitó a acrecentar tanto la oración como “la comunión espiritual en la eucaristía, una práctica muy recomendable cuando no es posible recibir el sacramento”. “Esto lo digo para todos, especialmente para las personas que viven solas”, apostilló.

El pasaje evangélico de la mujer samaritana de este domingo, le sirvió al Papa para pedirle a la Virgen María que “nos ayude a cultivar el deseo de Cristo, la fuente de agua viva, el único que puede satisfacer la sed de vida y amor que llevamos en nuestros corazones”. Francisco también agradeció las oraciones y felicitaciones recibidas esta semana en el séptimo aniversario de su pontificado el pasado 13 de marzo.

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