Carmen Magallón: “La paz no es una meta, es una cultura”

presidenta de la Fundación SIP

“Construir alternativas para la dignidad y la justicia”. Este es el título de las Jornadas organizadas por las áreas de Justicia y Solidaridad y Misión y Cooperación de la CONFER, que se celebrarán del 21 al 23 de febrero en Madrid. Sobre ‘Ecofeminismo, la noviolencia y la paz’ hablará Carmen Magallón, presidenta de la Fundación SIP (Seminario de Investigación para la Paz), Centro Pignatelli, Zaragoza.



PREGUNTA.- ¿Cómo traducimos el título de su ponencia “en cristiano”?

RESPUESTA.- Recordando que en un mundo donde primaba el ‘ojo por ojo’, el cristianismo trajo el mensaje de la noviolencia, que no es pasividad sino una postura profunda de conversión hacia otro modo de pensar y afrontar los conflictos. Necesitamos revitalizar constantemente la convicción de que no somos violentos por naturaleza, que tenemos capacidad para hacer la paz y las paces.

P.- En tiempos de manadas, ¿se hace más necesario hablar de feminismo?

R.- Escuchar al feminismo es necesario pero no suficiente. Las manadas son un problema que atañe a todos, la sociedad entera ha de implicarse y revisar cómo se reproduce el machismo, que está en la raíz.

Paz permanente

P.- En medio de la crisis entre Estados Unidos e Irak, va a hablar sobre ‘noviolencia’. ¿Es un concepto quimera para nuestro mundo de hoy?

R.- Hay que hacer posible lo necesario. Y puesto que la paz es necesaria, también hablar de ella y actualizar mensajes como los lanzados por más de mil mujeres en La Haya, cuando en medio de la I Guerra Mundial propusieron las bases para construir una paz permanente.

P.- El mensaje del Papa para la Jornada por la Paz celebrado el pasado 1 de enero llevaba como lema ‘La paz como camino de esperanza’. ¿Lo vamos a conseguir?

R.- La paz no es una meta. Es una cultura que se cultiva día a día. Está en nuestras manos darle vida, comprendiendo las raíces de la violencia y comprometiéndonos todos para erradicarlas.

P.- ¿Ciencia y fe son eternas enemigas?

R.- Por supuesto que no. Crecen en distintos planos. Plantear su enemistad es moverse en un reduccionismo empobrecedor.

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