Como cada año, la delegación de la Iglesia luterana de Finlandia ha peregrinado a Roma con motivo de la festividad de San Enrique. Allí les ha recibido hoy, 17 de enero, el papa Francisco, quien ha resaltado que esta peregrinación ecuménica les ha llevado de nuevo a estar “juntos en el camino de la comunión de la fe, para alentarnos y fortalecernos mutuamente en el seguimiento de Cristo”.
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“El domingo pasado”, continuaba el Papa, “celebramos el bautismo de Jesús, recordando nuestro propio bautismo”. Y es que el cristiano “es una persona que puede dar gracias por su bautismo”, y esta gratitud “nos une”, a católicos y luteranos, así como al resto de confesiones cristianas, “en la comunidad de todos los bautizados”.
Asimismo, Francisco ha subrayado que ese “bautismo para el perdón de los pecados”, tal como se profesa en el Credo Niceno-Constantinopolitano, es también “un claro llamamiento a la santidad”. También lo subrayaba de este modo el informe del grupo de diálogo católico-luterano para Suecia y Finlandia, titulado ‘La justificación en la vida de la Iglesia’, en el que, tal como ha puntualizado el Papa, se afirma que “aquellos que ya están bautizados, junto con sus hermanos y hermanas, pueden desarrollar sus oportunidades para la santidad, el que deriva de la justificación común en Cristo. Como miembros del mismo y místico Cuerpo de Cristo, los cristianos están unidos entre sí y deben soportar las cargas de los demás”.
Mensajeros de humanidad
“La hospitalidad también es parte del testimonio común de fe en la vida cotidiana”, ha apuntado el Papa, quien ha señalado que la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos “muestra esta virtud ecuménica y, sobre todo, nos la recomienda” con su lema: “Nos mostraron una humanidad poco común” (Hechos 28.2).
“Como cristianos bautizados, creemos que Cristo quiere encontrarse con nosotros precisamente en aquellas personas que han naufragado en la vida, tanto literal como figurativamente”, ha explicado Francisco, recalcando que los que ofrecen hospitalidad “no se vuelven más pobres, sino más ricos”. De hecho, “la humanidad que mostramos a los demás nos hace misteriosamente participantes de la bondad de Dios hecho hombre”.
“Como mensajeros de la humanidad, como receptores de la bondad del Dios encarnado, estamos en camino juntos en la comunidad de todos los bautizados”, ha añadido. Por ello, los cristianos “son aquellos que pueden dar gracias por su bautismo”. “La comunidad de todos los bautizados no es un mero ‘estar uno al lado del otro’, y ciertamente no es un ‘estar uno contra el otro’, sino que quiere convertirse en un ‘estar juntos’ cada vez más profundo”, ha subrayado, y es, precisamente, para lo que “sirve el ecumenismo”.
