Omella pide a los Reyes Magos que “cesen los odios, las venganzas, las divisiones y los enfrentamientos”

  • El arzobispo de Barcelona pide en su misiva dominical que “este año intentemos ser mejores personas, procuremos hacer el bien y buscar el interés de los demás por encima del interés propio”
  • Recuerda a los llamados “pobres energéticos, solo en Barcelona hay cerca de 20.000”

El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en su carta semanal del 5 de enero de 2020, ha querido hacer pública su carta a los Reyes Magos con una lista de deseos. “Quiero convertirme en un niño por un instante y escribir una carta a los Reyes Magos”, comienza diciendo el prelado, que pide “que llegue la paz y la fraternidad a todos los rincones del mundo, tan necesarias en estos tiempos que corren” y “que cesen los odios, las venganzas, las divisiones y los enfrentamientos”.



Por encima del interés propio

Prometiendo que “este año intentaremos ser mejores personas, procuraremos hacer el bien y buscaremos el interés de los demás por encima del interés propio”. Y pensando en quien más tiene reclama para ellos “papel y lápiz para que puedan apuntar todo lo que poseen y se den cuenta de lo afortunadas que son” y “gomas de borrar para que hagan desparecer rencores y experiencias negativas”.

Para “las personas con tendencia a quejarse continuamente” pide un reloj “para que sean conscientes de la importancia del tiempo y para que lo dediquen a lo que realmente importa: amar al prójimo y dejarse amar por Dios”.

Un carbón más sostenible 

Contemplando la situación ambiental, reclama “7.500 millones de escobas, con sus correspondientes recogedores, para que todos contribuyamos a la limpieza de la tierra, porque todos somos responsables de cuidarla. Dios la creó para que fuera la casa de todos y debemos protegerla”.

Desea, también, que los niños tengan “juguetes y todo lo esencial para que tengan una vida digna” y que los adultos se deshagan de “todo aquello que provoca el sufrimiento humano: la falta de caridad, el odio, la avaricia, la incomprensión y la soberbia”.

Pide oportunidades de conocer a Dios y valorar el regalo de la vida y carbón –o un sistema alternativo y sostenible– “para que las personas más desfavorecidas puedan calentarse cuando el frío aprieta. Son los llamados pobres energéticos, solo en Barcelona hay cerca de 20.000”.

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