El cardenal Sako bendice las protestas en Irak: “Encarnan el Evangelio”

  • El patriarca de Babilonia de los Caldeos deplora la represión del Gobierno, con casi 300 muertos
  • “Los jóvenes ya no tienen fe en estos partidos que hablan de religión, pero que actúan como ladrones”

Louis Raphael Sako, patriarca iraquí

En las dos últimas décadas, desde la intervención multinacional liderada por Estados Unidos que acabara con el régimen dictatorial de Saddam Hussein, Irak se ha visto convulsionada por completo, devastada en buena parte por el terrorismo de Al-Qaeda y el Estado Islámico. El estado actual de agotamiento ciudadano ha derivado en lo que muchos analistas entienden que es la llegada de la “primavera árabe” al país, nueve años después de que esta se iniciara en Túnez.

Las protestas contra el débil Gobierno, incapaz de poner en marcha unas mínimas estructuras y acusado por muchos críticos de corrupción y clientelismo, han brotado con una enorme fuerza desde octubre, registrándose ya cerca de 300 muertos y miles de heridos por los choques con la policía y el ejército. La tensión es máxima en Bagdad y en las principales ciudades, así como en el puerto de Um Qasar, que lleva varios días bloqueado. El país parece prácticamente paralizado, con muchas carreteras cortadas y las escuelas cerradas.

Corrupción y sectarismo

En declaraciones a La Croix, el cardenal Louis Raphaël Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos, cuenta que ha acudido a reunirse con los jóvenes manifestantes en la Plaza Tahrir en Bagdad. Hablando con ellos, tiene claro que reclaman: “Los jóvenes demandan servicios públicos, trabajo e infraestructuras que funcionen, y denuncian la inacción del Gobierno. Estas protestas son, en mi opinión, una doble reacción, tanto contra el fundamentalismo religioso que Irak ha sufrido con el Estado Islámico y que continúa sufriendo, como contra la corrupción perpetuada por el sectarismo. Los jóvenes ya no tienen fe en estos partidos políticos que les siguen hablando de religión, pero que actúan en la práctica como ladrones”.

“No somos libres –añade– porque el confesionalismo mezcla todo: lo sagrado se politiza y la política afirma confiar en lo sagrado”. El purpurado, además, señala a “las influencias extranjeras”, que “también están dirigidas”.

Jesús también luchó contra la élite

Interiorizando la situación en clave de Evangelio, Sako reconoce que, “en el fondo, siento que sus peticiones son las mismas que las de Jesús en su tiempo: vida en abundancia, justicia, dignidad… Jesús también tuvo que luchar contra los líderes políticos, contra los ricos, contra una parte del clero. En mi opinión, estos jóvenes, que a veces incluso son adolescentes, encarnan el mensaje del Evangelio frente a un Gobierno que busca preservar sus privilegios e intereses, incluidos los financieros”.

En este apoyo, el cardenal no está solo: “El sábado por la tarde (2 de noviembre), con laicos, obispos y sacerdotes, fuimos a la Plaza Tahrir: rezamos y hablamos con los manifestantes. Muchas son mujeres. (…) Sentí coraje y una determinación inquebrantable: no tienen nada que perder y, sorprendentemente, ya no tienen miedo”.

Las Iglesias cristianas, unidas

Este lunes 4, la Catedral de San José, en Bagdad, albergó una oración ecuménica por la paz. Pese a la violencia generalizada en la calle, el templo se llenó y se vivió una ceremonia ciertamente emotiva. Una semana antes, el 28 de octubre, el Patriarcado Caldeo acogió un encuentro con representantes de todas las confesiones cristianas del país. De la reunión salió la publicación de un comunicado conjunto, difundido al día siguiente, en el que se apoya de un modo nítido a los jóvenes manifestantes: “Rompieron las barreras sectarias y clamaron por la unidad nacional, exigiendo que Irak se convirtiera en una patria para todos”, siempre sobre la base del “reconocimiento de su identidad plural”.

De cara al Gobierno, el mensaje de las Iglesias cristianas lamenta la corrupción generalizada y llama a emprender un proceso de reforma “valiente”, finalizando desde ya la represión violenta de los manifestantes.

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