Un libro sobre los obispos sevillanos rescata el antifranquismo del cardenal Segura

  • El sacerdote Carlos Ros publica ‘Los fantasmas del Palacio Arzobispal de Sevilla’ con anécdotas de los prelados hispalenses
  • Franco casi expulsa de España al arzobispo tras la predicación durante una sabatina

Ante continuos ejercicios de desmemoria histórica y frente a quienes aquilatan los lugares comunes sobre la relación entre la iglesia y el franquismo, el nuevo libro del sacerdote y escritor Carlos Ros llena de matices cuantas verdades absolutas se han esparcido sobre la cuestiónEl autor de temas sevillanos, tras escribir sobre la catedral o el alcázar se atreve ahora con los moradores del palacio episcopal de la capital hispalense.

En ‘Los fantasmas del Palacio Arzobispal de Sevilla’ (Letras de Autor, 2019), Ros rescata figuras destacadas de los prelados hispalenses, desde Remondo de Losana hasta José María Bueno Monreal, pasando por personajes como la del cardenal Pedro Segura llegó a la cuidad de la Giralda tras la Guerra Civil después de haber sido el arzobispo primado en Toledo.

En una entrevista al ABC de Sevilla, Carlos Ros ha repasado algunas de las anécdotas de obispos hispalenses que pasan por las páginas del libro y también de otros habitantes del palacio como los duques de Montpensier. “También hablo del cardenal Tarancón, que tuvo como alumna a la infanta María Luisa, que donó San Telmo a la Iglesia para convertirlo en Seminario y que también cedió los jardines de Montpensier a la ciudad, convirtiéndose en el actual Parque de María Luisa”, comenta.

Resistencia de Segura y Franco

Aunque destacada la manifiesta animadversión entre el cardenal Segura con Franco, al que llegó a amenazar con la excomunión si iba bajo palio a las iglesias o al que afeo la iniciativa de poner placas por los caídos. Para Ros, “el cardenal dijo en una sabatina que caudillo era sinónimo de demonio y Franco estuvo a punto de expulsarlo de España. Gracias a que su cuñado era ministro, intercedió por él para que no lo echaran, como sí ocurrió durante en la Segunda República”.

Según el relato del sacerdote, “la crisis principal entre ambos personajes fue cuando Franco vino a Sevilla a inaugurar el monumento del Sagrado Corazón, tras lo que se iba a organizar un almuerzo. El protocolo de Madrid asignaba los dos puestos principales de la mesa a Franco y señora. El protocolo de Segura, invocando el código de derecho canónico, decía que un cardenal sólo debía ceder su puesto ante los reyes y el Jefe del Estado, por tanto, él debía sentarse frente a Franco. Segura le dio tres soluciones a los funcionarios de Madrid: ‘Primera, que la señora de Franco no asista al banquete; segunda, que no asista yo; tercera, que no haya banquete’. Y así fue: no hubo banquete”.

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