Los trinitarios consiguen que el Ministerio de Justicia indulte a un preso en Sevilla

  • El delegado de Pastoral Penitenciaria en Sevilla, Pedro Fernández, relata a Vida Nueva la historia de Juan
  • “La sociedad tiene una mentalidad con mucho ánimo de venganza contra el delincuente”, dice el religioso

Preso

Juan D.F. tiene 61 años y era empresario. Una persona con una familia y un trabajo hasta que, un día, cometió “un error” que acabó traduciéndose en una condena de algo más de dos años de cárcel, como puntualiza a Vida Nueva Pedro Fernández, delegado diocesano de Pastoral Penitenciaria. Sin embargo, el Ministerio de Justicia le ha concedido el indulto a Juan, “en un acto sencillo y emotivo”, gracias a la petición hecha por la Fundación Prolibertas de Sevilla, vinculada a la Orden Trinitaria y de la que Fernández es su representante.

Para solicitar el indulto de un preso ante el Ministerio existe un perfil. “Es el equipo de tratamiento, es decir, educadores sociales, psicólogos, juristas y trabajadores sociales, quienes eligen si la persona que cumple condena es apta o no”, ya que son ellos quienes “perfilan y determinan el conjunto de valores y cualidades que tiene esa persona”. Sin embargo, también hay que tener en cuenta el tipo de delito que ha cometido, porque “hay algunos que no estarán nunca sujetos a ningún tipo de posibilidad de indulto”, apostilla.

En el caso de Juan, “era una persona plenamente insertada a nivel social y que ha mostrado mucha proactividad en prisión de distintas maneras, lo que le llevó a ser merecedor del indulto”. Los trinitarios, por su parte, se dedican por carisma a asistir a presos y perseguidos. Pero en esta labor dentro de las cárceles se sitúan también en el hecho de que “cuando los presos salen a la calle, muchos lo hacen sin expectativas de cara al futuro, y otros muchos no pueden progresar”. Por este motivo, no se trata solo de “sacarles de la prisión” sino también de “reinsertarles en el mundo laboral, social y familiar”.

“Un seguimiento muy estricto”

“Al cabo del año hay muchas solicitudes de indulto, y puedo asegurar que no es normal que se haga un seguimiento posterior a los presos indultados de cómo les va y cómo está siendo ese proceso de reinserción”, denuncia Fernández, quien opina que, una vez puesta la persona en libertad, “el seguimiento y acompañamiento debe ser muy estricto, ya que hay muchos que en la calle se encuentran con verdaderos problemas, ya sea a nivel social o laboral”. En el caso de Juan “estaremos a su lado y al lado de su familia todo el tiempo que nos necesite, aunque sabemos que es una persona totalmente integrada”, añade.

Por otra parte, Fernández considera que “la sociedad tiene una mentalidad con mucho ánimo de venganza contra el delincuente, motivada además por los medios de comunicación”. Por este motivo, la administración “debe poner los medios necesarios para trabajar con los presos a nivel humano, psicológico y sanitario dentro de la cárcel, así como cuando salen”, para que puedan “devolver a la sociedad a esas personas mejor de como entraron”. Sin embargo, no estamos “dispuestos a acogerles, existe mucha animadversión, no hay estructuras administrativas, por lo que acaba siendo la Iglesia quien lo hace”.

Otro hecho importante a tener en cuenta es la “gran cantidad de jóvenes con problemas mentales que llegan a la cárcel”, realidad que desde Pastoral Penitenciaria se denuncia “desde hace mucho tiempo”. “Es una situación realmente alarmante, ya que cuando estos jóvenes salen de la cárcel y llegan a la sociedad, lo hacen peor, porque son personas con psicopatías reconocidas pero no tratadas y por quienes no se hace nada”, añade.

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