Reig Plá reivindica el legado de Carlo Cafarra, uno de los cardenales de los ‘dubia’

  • El obispo de Alcalá presenta el libro póstumo del prelado italiano donde se recogen algunos de sus escritos morales
  • Cuestionar Amoris laetitia’ es para el prelado “un acto de amor al Papa”, dentro del derecho de los purpurados de pedir una clarificación desde la autoridad

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, ha recordado el primer aniversario del fallecimiento del cardenal italiano Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Bolonia, presentando el libro ‘No anteponer nada a Cristo. Reflexiones y apuntes póstumos’ (Homo legens, 2018). El acto se celebró en dentro del Aula Cultural ‘Civitas Dei’ el pasado jueves en la ciudad complutense.

El prelado subrayó la importancia de la creación del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, tarea que el papa polaco confió a Cafarra. En este sentido, recordó que su obra le sirvió de alternativa al obispo Reig en su época de profesor de moral ya que “no encontraba textos en España que mostrasen la doctrina verdaderamente católica”. “Explicar moral no era nada fácil”, rememoraba mientras alababa los planteamientos lanzados por Juan Pablo II durante su pontificado.

Ante la decadencia cultural

Además, siguiendo el título elegido para el libro –tomado de la Regla de san Benito–, recalcó la labor evangelizadora de Benedicto XVI de fundar “verdaderos espacios de identidad cristiana que puedan ser como la sal y la luz del mundo”, como fue el ideal del gran monje. Idea recogida por el periodista converso Rod Dreher en su obra ‘The Benedict option’, libro –ampliamente difundido por diferentes medios especializados de corte tradicional en estos días que se ha presentado la edición italiana– que ofrece para Reig “un punto de contraste para tantos católicos en estos momentos”.

El prelado destacó, el pensamiento de Cafarra, basado en “la decadencia cultural presente y la necesidad de reconstruir el ‘humanum’”. En este sentido, Reig ha denunciado la “decadencia de la razón y su colapso”, como muestran “las sendas del nihilismo y el posthumanismo”. Para Juan Antonio Reig Pla se está produciendo un “‘apagón’ de la conciencia moral que deja al hombre a oscuras, con una libertad sin norte y totalmente sometida al relativismo moral”. “Tanto Cafarra, Juan Pablo II y Benedicto XVI están dentro del mismo dinamismo”, señaló al presentar este análisis antropológico. 

A vueltas con los ‘dubia’

Al repasar el capítulo del libro dedicado al matrimonio y la familia, Reig ha identificado el problema en la “distorsión” tras perderse una visión ortodoxa (lo llama Cafarra “orto-óptica”) de la realidad y la consecuencia de la comunión de los divorciados vueltos a casar. Acudiendo a ‘Familiaris consortio’ –con el dato de que Ratzinger era relator en el sínodo–, apeló a la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio y la eficacia sacramental para señalar la contradicción con algunas propuestas pastorales de ‘Amoris laetitia’: “No nos entendemos en lo que está pasando en ‘Amoris Laetitia’ y tantas Conferencias de obispos que han actuado respecto a estas cuestiones… porque lo que está en cuestión, insisto, no es una norma moral expresada de manera general y universal que por las circunstancias concretas puede llevar a que sea una excepción de unos esposos. No estamos hablando de eso, estamos hablando de la realidad sacramental del matrimonio donde la Palabra de Dios es irrevocable”.

En este sentido, no ha obviado el obispo de Alcalá el hecho de que Cafarra junto a los cardenales Raymond Leo Burke, Walter Brandmüller y Joachim Meisner fue uno de los autores de los ‘dubia’ sobre entragados en septiembre de 2016 al papa Francisco para que “disipara las incertidumbres y clarificara” las dudas generadas por el documento papal. “Yo que le he tratado muchísimo puedo decirles que para él es un acto de amor al Papa”, sentenció. “Hay maneras de entender ‘Amoris laetitia’ desde la tradición de la Iglesia y hay unas maneras de salirse de la tradición de la Iglesia. Cuando unos obispos lo han interpretado de manera diversa ‘Amoris laetitia’, los cardenales tienen el derecho de decirle al Santo Padre: ‘Mira, está pasando esto, danos una palabra autoritativa sobre lo que está sucediendo’. Y eso es lo que ha hecho él”, abundó. “Él no se considera una persona que atenta contra la autoridad del Papa”, concluyó.

Un momento de la presentación (Foto: Obispado de Alcalá de Henares).

Una Iglesia, esclava del espíritu del tiempo

El obispo de Alcalá es también el encargado de escribir el prólogo del libro. Obra de la que destaca en su texto “por su altísimo valor”, “la rareza de un pensamiento tan profundo” y, sobre todo, porque muestra “las fibras más íntimas del alma de este gigante del espíritu” que fue el moralista italiano.

“Siguiendo la trayectoria de su vida podemos afirmar que nos encontramos ante un hombre verdaderamente libre que se puso, sin reservas, al servicio de la verdad”, señala. Admirador del don Quijote, “el cardenal Caffarra tenía alma de Quijote, siempre dispuesto a ‘desfacer entuertos y a socorrer a los huérfanos’, los huérfanos provocados por una cultura nihilista que socava las raíces del alma y nos hace perder el horizonte de la verdad y de la eternidad junto a Dios nuestro Padre”, escribe. En este sentido, alerta además la “falsificación de la conciencia”.

“La deriva eclesial que venimos sufriendo desde hace tiempo se debe en gran medida a un error en la fe que no se concibe como vida”, apostilla tras presentar el marco teológico en el que se movió Cafarra, quien participó en el sínodo de 1980 del que salió la exhortación ‘Familiaris consortio’ y después el Instituto Juan Pablo II. El purpurado, escribe Reig, “aborrecía cualquier modo de relativizar la experiencia de absoluto contenida en tal experiencia o concebir la interioridad humana a modo de un vacío”.

Ya en clave interna, Reig reivindica releyendo a este cardenal de los ‘dubia’ que “la alternativa a una Iglesia sin doctrina no es una Iglesia pastoral, sino una Iglesia del arbitrio y esclava del espíritu del tiempo. Este peligro es grave y si no se derrota, causa daños graves a la Iglesia”.

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