Reliquias en la Iglesia: así son las nuevas normas

  • La Congregación para las Causas de los Santos publica una nueva normativa respecto al traslado de reliquias
  • Entre las recomendaciones, se prohíbe el comercio de cualquier pieza y la exposición en sitios profanos o no autorizados

reliquia de Jacinto Marto vidente de Fátima

La Congregación para las Causas de los Santos acaba de publicar –el sábado 16 de diciembre– un documento bajo el nombre ‘Reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación’, en el que modifica las normas relativas a los traslados y verificación de reliquias de santos y beatos.

Reliquias “famosas” vs. “no famosas”

En la introducción del documento, se recuerda que existen dos tipos de reliquias, las famosas (“reliquie insigni”, en el italiano original) y las no importantes (“non insigni”): las consideradas muy importantes, son cuerpos enteros o partes notables de santos y beatos, y deben guardarse en cajas selladas especiales y lugares seguros. Por otro lado, las no importantes son objetos que pertenecieron al santo o beato o incluso que han estado en contacto con su persona.

Qué hay que hacer para mover a un santo por primera vez:

  1. Todo lo referente a los cuerpos de los nuevos beatos o santos debe hacerse conforme a la Ley civil y con consentimiento de los herederos, que tendrían que donar voluntariamente el cuerpo a la Iglesia.
  2. Una vez hecho esto, el obispo pide a la Congregación permiso por escrito, detallando dónde están las reliquias y qué se quiere hacer con ellas. Si las traslada dentro de la diócesis, adjunta el proyecto; si es a otra diócesis, el obispo de la misma también firmará el documento.
  3. Nombrar a una serie de personas que documenten el proceso. Concretamente hay tres cargos “oficiales”, Delegado Episcopal, Promotor de Justicia y Notario. Aparte, debe nombrarse a un médico experto (normalmente forense) y por lo menos a dos testigos que firmen las actas de notario. Todos ellos deben jurar antes de empezar ser fieles a sus funciones y mantener el secreto de cara al público, ya que no son cosas que deban publicitarse.
  4. Demostrar por todos los medios que verdaderamente el santo/beato está descansando en ese lugar.
  5. Se sacan los restos y “se ponen en una mesa con una tela decorativa” para que los médicos limpien y cataloguen las distintas partes de los cuerpos y elaboren un informe minucioso de su estado. También se aplican tratamientos conservadores de los cuerpos.
  6. Se introduce el cuerpo en su nueva urna, recompuesto y, en la medida de lo posible, como estaba. Es decir, si el santo estaba vestido de blanco en su tumba, se procura ponerlo en su nueva urna vestido de blanco.

¿Qué pasa con las reliquias de un próximo santo?:

Para coger reliquias de un inminente santo o beato, el documento exige:

  1. Coger fragmentos del cuerpo “que ya estén desprendidos”, es decir algún hueso pequeño que ya se haya separado del cuerpo.
  2. Después se los dan al Postulador de la causa.
  3. Se prohíbe absolutamente el comercio de cualquier tipo con estas pequeñas reliquias o cualesquiera otras, y también la exposición de las mismas en sitios profanos o no autorizados.

La peregrinación de las reliquias:

Respecto a este tema, de nuevo se insiste en la importancia de certificar que verdaderamente allí está el santo o beato, cosa que, si se hace debidamente todo lo detallado hasta ahora, es fácil. Hecho esto:

  1. Se pide permiso a la Congregación en cuestión para sacar de peregrinación al santo/beato.
  2. El obispo nombra a un Custodio, que está encargado de acompañar al santo durante la ruta.
  3. Una vez ha acabado la peregrinación del santo, se dejan sus restos exactamente donde estaban.

Finalmente, el documento ordena que el registro y las actas de todas las operaciones que se lleven a cabo con cuerpos de santos/beatos se copien y se envíen a la Congregación, guardando el original en el Obispado.

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